La Comprensión que una
persona
tiene del
Trabajo es relativa a
su
Nivel de Ser. Quizá conozca las ideas del Trabajo. Pero el Conocimiento no procura la Comprensión: conocer no es comprender. El Conocimiento de este Trabajo es capaz de obrar sobre el Ser y de resultas de ello dar
nacimiento a la Comprensión. La Comprensión no
es
Conocimiento y la Comprensión no es Ser. El
Conocimiento y el
Ser juntos, en conjunción, dan la
Comprensión. Si mi Ser
es tal
que anhela lo que
conozco, el
resultado será
eventualmente un acrecentamiento de Comprensión. Si no anhela lo que conozco, sólo tendré el Conocimiento.
Cuando ponemos en práctica el Conocimiento de este
Trabajo, su voluntad de hacerlo pasará a la Comprensión en pequeña escala si lo comparamos a lo que sucedería
si todo el Ser
obrase como una unidad y quisiera como una unidad aplicar el Conocimiento al Trabajo y vivir lo que dice. Esto sería la Voluntad Real, que está más allá de nosotros. Por eso es preciso tomar como punto de
partida el lugar donde estamos,
nuestro nivel del Ser con todas nuestras voluntades separadas y antagónicas, y mantener una firmeza interior en medio del desorden que
reina
en nuestro interior.
Esto es,
debemos valorar el
Trabajo y mantener
a los los propósito del Trabajo vivientes en nosotros y protegerlos
de todos los 'Yoes'
rudos, toscos o cínicos o negativos. Claro está, si no hubiera esta lucha, no habría trabajo. Trabajo quiere decir esfuerzo. El
Trabajo es el esfuerzo que se hace para conectar nuestro Conocimiento del Trabajo con
nuestro Ser —esto es, el esfuerzo para poner lo que se conoce en relación con lo que se es. Para lograrlo, la observación de sí es obviamente necesaria con el fin de reparar en lo que se es. Y además, para ello, es necesario el conocimiento, para mostrarnos qué
es lo que se debe
observar. Esta es una simple y
lógica secuencia; para conocer lo
que se es, es preciso observarse
a sí mismo y para conocer lo que
se debe observar es preciso tener Conocimiento. Pero la
doctrina enseña
un Conocimiento no sólo de lo que
tenemos que
observar —como, por
ejemplo, los estados negativos—
sino
lo que debemos hacer —como, por ejemplo, practicar la
no identificación con nosotros mismos
y en especial con la Falsa Personalidad. Pero toda esta
enseñanza tiene en vista la
suprema idea del Trabajo y en verdad también la tiene todo el
esoterismo en el
pasado, es decir, hay para el Hombre la posibilidad de un nivel superior de conciencia al que puede llegar si limpia su máquina y se libra de muchas cosas inútiles que complican su vida y lo mantienen en estado de sueño.
Y aquí viene la más importante instrucción dada:
el hombre no sólo debe conocer
y auto-observar, sino que debe recordarse
a sí mismo. Y debe
hacerlo porque sólo en ese estado llamado el
estado de Recuerdo de
Sí puede recibir las influencias que
obran
sobre su Ser, porque
sin ayuda un hombre no puede hacer prácticamente nada, o tan sólo hacer una cosa a expensas de otra. Ahora bien, cuando
deseamos trabajar y conectar el
Conocimiento del
Trabajo con nuestras
vidas y que nos
sentimos desdichados si no podemos hacerlo
y enfermos si no
nos mantenemos despiertos.
Es preciso despertar
para que ver las cosas de un modo
nuevo. Esto es, es preciso repensar, revisar, reinterpretar las ideas. Conocer solamente que es
necesario la
observación o el recuerdo de
sí no es nada: es preciso reflexionar una
y otra vez
sobre este particular. Es menester retornar a los primeros principios una y otra vez. Es absolutamente necesario
volver
a discutir
muchas veces lo que ya
se
discutió.
Por lo que he entendido hay una diferencia de calidad entre el Estado de Recuerdo de Sí y el Acto de Recuerdo de Sí y muchos grados o niveles de calidad entre los Actos de
Recuerdo de Sí; empero, el menor de esos grados
o niveles es mayor —es decir,
está un nivel por encima— que la
Observación de Sí más plena. No puede haber pro-
greso ninguno a menos que un hombre se recuerde a sí mismo. Todo el trabajo sobre
si que está por debajo de
ese
nivel
es
una preparación para progresar hacia la
Conciencia. Además —'un hombre puede protegerse psicológicamente sólo por el Recuerdo de Sí. ¿Cómo se puede valorar y por medio de la valoración acrecentar el poder
de valorar, no por lo que pueda dar sino por lo que es, ese
estado de
Recuerdo
de Sí?
Hablando de
un modo general sobre la Observación de Sí y el Recuerdo de Sí. Observarse a sí mismo no es la misma cosa que recordarse a sí mismo. El
Hombre era subnormal porque no
tiene conciencia del lugar de entrada de las impresiones. "En ese punto, "donde entran las impresiones externas,
es
necesario
crear alguna cosa".
Pasemos ahora a la idea de la Observación de Sí y regresemos luego a la cuestión del
Recuerdo
de Sí.
Una vez alguien
preguntó lo
siguiente:
"No comprendo lo que
quiere decir la
enseñanza cuando afirma que no nos observamos a
nosotros mismos. Me he
observado siempre a mí mismo".
No cabe duda, es cierto que una persona se
observa a sí misma hasta
cierto punto. La
gente
se mira en un espejo y este
espejo
fue construido con
lo que le enseñaron
—esto
es,
lo adquirido
por su educación en
la forma de conducta correcta,
maneras
cultas,
un
modo de
vestir apropiado,
una
manera
de
hablar correcta, de conocer a gente correcta. En nosotros la parte
adquirida es la
Personalidad y la formación de la
Personalidad es una
cuestión de la
época en que se
vive, del
medio ambiente
en
que se nació, de
las
influencias de
la
escuela, de las modas del
día, de la
nación a la cual se
pertenece y de las normas que ella establece. En ese espejo se mira toda la gente —y por cierto no es sólo
un espejo psicológico sino también
un espejo real—. Pero dicho espejo no es el mismo en el que debemos mirarnos según la enseñanza del Trabajo: el espejo del Trabajo es un espejo muy
diferente. No tiene nada que ver, por así decirlo, con comer
guisantes con el
cuchillo o poner los codos sobre la mesa o llevar una corbata adecuada o usar el lápiz de
labios correcto o conocer a
gente conveniente. El espejo de Trabajo se refiere a
una clase de Observación de Sí muy diferente. Por medio del espejo de Trabajo es posible verse tal como
se
es realmente prescindiendo de lo que se aparenta y se finge ser. Sin embargo, al principio
el
espejo de Trabajo puede estar muy equivocado. Esta situación siempre surge cuando no se
ve de qué trata el Trabajo
sobre si mismo y cuando
el
Centro Magnético
es
débil. Seguimos mirándonos
en el espejo de la vida
y tratamos de conectar nuestras virtudes adquiridas, a las que apreciamos a través de
nuestro egoísmo, con
el
espejo del Trabajo.
Ya reflexionado sobre el Conocimiento
que el Trabajo enseña y desde el cual debemos observarnos
a nosotros mismos. Si
es así, habrán sentido probablemente que
enseña al
parecer algo muy alejado de
la vida que llevamos. Por ejemplo:
¿Qué
conexión hay con nuestra vida ordinaria
cuando se nos indica observar el trabajo de los centros
internos (Intelectual, Motor, Instintivo,Emocional y Sexual), que conforman nuestros 3 cerebros, observar en nosotros
a tres
personas distintas,
y luego observar
en nosotros muchos "Yoes"
diferentes, observar nuestro
estado
de sueño, observar
la
consideración interna y el echar la culpa a los otros,
observar las
emociones
negativas, observar la
identificación, observar nuestra
ignorancia, observar el
Nivel de nuestro Ser, observar cómo nos recordamos a nosotros mismos?
Todo ello parece remoto, difícil de
entender;
empero, de esas ideas está formado el verdadero espejo de
la doctrina. Nadie puede mirarse en el espejo del Trabajo a menos de haber adquirido el Conocimiento de que trata
el Trabajo, y amarlo. El
Trabajo nos
enseña desde
qué puntos de vista
es
preciso que nos
observemos a nosotros
mismos. Escoge algunas cosa que no
había notado en
nosotros. Imaginen que les manden ir
a una enorme tienda
y les ordenen observarla. No
sabrían
qué observar. Pero supongamos que les mandan ir
a esa tienda y
observar tan sólo unas pocas cosas: entonces conocerán las cosas en que deben reparar. Es esto lo que enseña
el Trabajo. El Trabajo enseña cómo
acercarse
a sí mismo,
por medio de la
observación
de sí,
qué se debe notar y qué rechazar. A este
respecto da
instrucciones que, por más difíciles que sean de
seguir, son empero muy definidas. Si se ama al Trabajo, esto es, si se lo valora, se será capaz de asimilar el conocimiento que enseña, de acuerdo con su nivel. Si uno asimila, aunque
sea
en
grado limitado, el
conocimiento que
enseña, se empezará a poseer un espejo en el cual se
puede mirar. Durante mucho tiempo
hemos tenido
espejos defectuosos
que
deforman todo Al cabo de un tiempo, nos damos cuenta de que nuestra actitud hacia el Trabajo es
equivocada. Pero es exactamente
este darse
cuenta el
que puede darnos un nuevo espejo. Entonces uno
empieza a verse mejor; empieza a ver
de qué modo ha tratado al Trabajo hasta
ahora.
Ahora bien, repetiré otra vez
que la
Observación de
Sí sin un conocimiento definido acerca de
lo
que se debe observar no nos conduce a lugar alguno en el Trabajo. La
observación de sí
ordinaria, mecánica, puede llevarlo a la vida social, pero esto no es la misma cosa. El espejo
de la vida social es una cosa y en él toda la gente se contempla. El Trabajo no está en contra de ello. Pero habla de otro espejo que tiene otra calidad. La antigua inscripción sobre el
templo griego: "Conócete a ti mismo" es por si sola completamente ineficaz. ¿Cómo es posible
conocerse a
sí
mismo? Toda la
gente cree que ya
se
conoce a sí misma pero el Trabajo
enseña que tenemos que conocemos a nosotros
mismos de una nueva manera y desde ciertos
ángulos, y el
objeto que
se propone este particular conocerse
a sí mismo es lograr que sea posible
separarse
de un sin número de
cosas inútiles que fluyen en nosotros para que
podamos ponernos en contacto con influencias provenientes de
un nivel superior que nos otorgarán los pensamientos, sentimientos y comprensión que tenemos derecho a tener, pero con los cuales no estamos más en
contacto debido a nuestro estado de sueño. Toda la enseñanza esotérica trata del
despertar de
la conciencia. En esta Tierra, ahora mismo, se puede
estar bajo diferentes leyes, diferentes influencias y conocer y comprender lo que
significan, a condición de trabajar sobre sí.
M.N.
M.N.