Es urgente estudiar la Gnosis y utilizar las ideas prácticas que da el V.M Samael para trabajar seriamente sobre sí mismos.
Es urgente valorizar el Trabajo Esotérico Gnóstico, es indispensable comprenderlo y apreciarlo si es que en realidad anhelamos un cambio radical.
Personas hay que en cualquier instante de su existencia vienen a los estudios gnósticos, resplandecen con la fuerza del anhelo, se entusiasman con el Trabajo Esotérico y hasta juran consagrar la totalidad de su existencia a estas cuestiones. Incuestionablemente todos los hermanos de nuestro movimiento llegan hasta a admirar a un entusiasta así.
Uno no puede menos que sentir gran alegría al escuchar personas de esta clase, tan devotas y definitivamente sinceras. Sin embargo, el idilio no dura mucho tiempo, cualquier día, debido a tal o cual motivo justo o injusto, sencillo o complicado, la persona se retira de la Gnosis, entonces abandona el trabajo, y para enderezar el entuerto, o tratando de justificarse a sí misma, se afilia a cualquier otra organización mística y piensa que ahora va mejor.
Todo ese ir y venir, todo ese cambiar incesante de escuelas, sectas, religiones, se debe a la multiplicidad de Yoes que en nuestro interior luchan entre sí por su propia supremacía.
Como quiera que cada Yo posee su propio criterio, su propia mente, sus propias ideas, es apenas normal este cambio de pareceres, este mariposear constante de organización, de ideal en ideal, etc.
El sujeto en sí, no es más que una máquina que tan pronto sirve de vehículo a un Yo como a otro.
Algunos Yoes místicos se autoengañan, después de abandonar tal o cual secta resuelven creerse Dioses, brillan como luces fatuas y por último desaparecen.
Personas hay que por un momento se asoman al Trabajo Esotérico y luego, en el instante en que otro Yo interviene, abandonan definitivamente estos estudios y se dejan tragar por la vida.
Obviamente si uno no lucha contra la vida, ésta se lo devora; y son raros los aspirantes que de verdad no se dejan tragar por la vida.
Existiendo dentro de nosotros toda una multiplicidad de Yoes, el CENTRO DE GRAVEDAD PERMANENTE no puede existir.
No existiendo una verdadera individualidad, resulta imposible que haya continuidad de propósitos.
Si no existe el individuo psicológico, si en cada uno de nosotros viven muchas personas, si no hay sujeto responsable, sería absurdo exigirle a alguien continuidad de propósitos.
Bien sabemos que dentro de una persona viven muchas personas, entonces el sentido pleno de la responsabilidad no existe realmente en nosotros.
Lo que un Yo determinado afirma en un instante dado, no puede revestir ninguna seriedad debido al hecho concreto de que cualquier otro Yo puede afirmar exactamente lo contrario en cualquier otro momento.
Lo grave de todo esto es que muchas gentes creen poseer el sentido de responsabilidad moral y se autoengañan afirmando ser siempre las mismas.
Es apenas normal que no todos los sujetos se autorrealicen íntimamente. Bien sabemos que la Autorrealización íntima del Ser exige continuidad de propósitos y, como quiera que es muy difícil encontrar a alguien que tenga un Centro de Gravedad Permanente, entonces no es extraño que sea muy rara la persona que llegue a la Autorrealización interior profunda.
Lo normal es que alguien se entusiasme por el Trabajo Esotérico y que luego lo abandone; lo extraño es que alguien no abandone el trabajo y llegue a la meta.
Ciertamente y en nombre de la verdad, afirmamos que el Sol está haciendo un experimento de laboratorio muy complicado y terriblemente difícil.
Dentro del animal intelectual equivocadamente llamado hombre, existen gérmenes que convenientemente desarrollados pueden convertirse en Hombres Solares.
Sin embargo, no está de más aclarar que no es seguro que esos gérmenes se desarrollen, lo normal es que se degeneren y pierdan lamentablemente.
En todo caso los citados gérmenes que han de convertirnos en Hombres Solares necesitan de un ambiente adecuado, pues bien sabido es que la semilla en un medio estéril no germina, se pierde.
Para que la semilla real del Hombre, depositada en nuestras glándulas sexuales, pueda germinar, se necesita CONTINUIDAD DE PROPÓSITOS y cuerpo físico normal.
¿Cómo podríamos tener continuidad de propósitos si no establecemos en nuestra psiquis el Centro de Gravedad? Cualquier raza creada por el Sol ciertamente no tiene otro objetivo en la naturaleza que el de servir a los intereses de esta creación y al experimento solar.
No es posible la creación del Hombre Solar si no establecemos antes un Centro de Gravedad Permanente en nuestro interior.
La creación de Hombres Solares es posible cuando uno lucha por independizarse de las fuerzas lunares. No hay duda de que todos esos Yoes que llevamos en nuestra psiquis son de tipo exclusivamente lunar.
En modo alguno sería imposible liberarnos de la fuerza lunar si no estableciésemos previamente en nosotros un Centro de Gravedad Permanente.
¿Cómo podríamos disolver la totalidad del Yo pluralizado si no tenemos continuidad de propósitos? De qué manera podríamos tener continuidad de propósitos sin haber establecido previamente en nuestra psiquis un Centro de Gravedad Permanente?
Como quiera que la raza actual en vez de independizarse de la influencia lunar, ha perdido todo interés por la inteligencia solar, incuestionablemente se ha condenado a sí misma hacia la involución y degeneración.
No es posible que el Hombre verdadero surja mediante la mecánica evolutiva. Bien sabemos que la evolución y su hermana gemela la involución, son tan sólo dos leyes que constituyen el eje mecánico de toda la naturaleza. Se evoluciona hasta cierto punto perfectamente definido y luego viene el proceso involutivo; a toda subida le sucede una bajada y viceversa.
Nosotros somos exclusivamente máquinas controladas por distintos Yoes. Servimos a la economía de la naturaleza, no tenemos una individualidad definida como suponen equivocadamente muchos pseudo-esoteristas y pseudo-ocultistas.
Necesitamos cambiar con urgencia máxima a fin de que los gérmenes del Hombre den sus frutos.
Sólo trabajando sobre sí mismos con verdadera continuidad de propósitos y sentido completo de responsabilidad moral podemos convertirnos en Hombres Solares. Esto implica consagrar la totalidad de nuestra existencia al Trabajo Esotérico sobre sí mismos.
Aquellos que tienen esperanza en llegar al estado solar mediante la mecánica de la evolución, se engañan a sí mismos y se condenan de hecho a la degeneración involutiva.
En el Trabajo Esotérico no podemos darnos el lujo de la versatilidad; ésos que tienen ideas veletas, ésos que hoy trabajan sobre su psiquis y mañana se dejan tragar por la vida, ésos que buscan evasivas, justificaciones para abandonar el Trabajo Esotérico, degenerarán e involucionarán.
Algunos aplazan el error, dejan todo para un mañana mientras mejoran su situación económica, sin tener en cuenta que el experimento solar es algo muy distinto a su criterio y a sus consabidos proyectos.
Realmente una persona es lo que es su vida. Eso que continúa más allá de la muerte, es la vida. Éste es el significado del libro de la vida que se abre con la muerte.
Mirada esta cuestión desde un punto de vista estrictamente psicológico, un día cualquiera de nuestra vida, es realmente una pequeña réplica de la totalidad de la vida.
De todo esto podemos inferir lo siguiente: SI UN HOMBRE NO TRABAJA SOBRE SÍ MISMO HOY, NO CAMBIARÁ NUNCA.
Cuando se afirma que se quiere trabajar sobre sí mismo y no se trabaja hoy aplazando para mañana, tal afirmación será un simple proyecto y nada más porque en el hoy está la réplica de toda nuestra vida.
Existe por ahí un dicho vulgar que dice: "No dejéis para mañana lo que se puede hacer hoy mismo".
Si un hombre dice: "Trabajaré sobre mí mismo, mañana", nunca trabajará sobre sí mismo, porque siempre habrá un mañana.
Esto es muy similar a cierto aviso, anuncio o letrero que algunos comerciantes ponen en sus tiendas: "Hoy no fío, mañana sí". Cuando algún necesitado llega a solicitar crédito, topa con el terrible aviso, y si vuelve al otro día, encuentra otra vez el desdichado anuncio o letrero.
Esto es lo que se llama en psicología la "ENFERMEDAD DEL MAÑANA".
Mientras un hombre diga "mañana", nunca cambiará.
Necesitamos con urgencia máxima, inaplazable, trabajar sobre sí mismo hoy, no soñar perezosamente en un futuro o en una oportunidad extraordinaria.
Ésos que dicen: "Voy antes a hacer esto o aquello y luego trabajaré", jamás trabajarán sobre sí mismos; ésos son los moradores de la tierra mencionados en las Sagradas Escrituras.
Conocí a un poderoso terrateniente que decía: "Necesito primero redondearme y luego trabajaré sobre mí mismo".
Cuando enfermó de muerte le visité, entonces le hice la siguiente pregunta: "¿Todavía queréis redondearte?". "Lamento de verdad haber perdido el tiempo", me respondió. Días después murió, después de haber reconocido su error.
Aquel hombre tenía muchas tierras, pero quería adueñarse de las propiedades vecinas, "redondearse", a fin de que su hacienda quedase exactamente limitada por cuatro caminos.
"¡Basta a cada día su afán!", dijo el Gran KABIR Jesús: autoobservarnos hoy mismo, en lo tocante al día siempre recurrente, miniatura de nuestra vida entera.
Cuando un hombre comienza a trabajar sobre sí mismo, hoy mismo, cuando observa sus disgustos y penas, marcha por el camino del éxito.
Si una persona iniciara su día conscientemente, es ostensible que tal día sería muy distinto a los otros días.
Cuando uno toma la totalidad de su vida como el mismo día que está viviendo, cuando no deja para mañana lo que se debe hacer hoy mismo, llega realmente a conocer lo que significa trabajar sobre sí mismo.
Jamás un día carece de importancia; si en verdad queremos transformarnos radicalmente, debemos vernos, observarnos y comprendernos diariamente.
Sin embargo, las gentes no quieren verse a sí mismas; algunos, teniendo ganas de trabajar sobre sí mismos, justifican su negligencia con frases como la siguiente: "El trabajo en la oficina no permite trabajar sobre sí mismo". Palabras éstas sin sentido, huecas, vanas, absurdas, que sólo sirven para justificar la indolencia, la pereza, la falta de amor por la Gran Causa.
Gentes así, aunque tengan muchas inquietudes espirituales, es obvio que no cambiarán nunca.
Observarnos a sí mismos es urgente, inaplazable, impostergable.
Necesitamos no sólo conocer nuestro día, sino también la relación con el mismo. Hay cierto día ordinario que cada persona experimenta directamente, excepto los sucesos insólitos, inusitados.
Resulta interesante observar la recurrencia diaria, la repetición de palabras y acontecimientos, para cada persona, etc.
Esa repetición o recurrencia de eventos y palabras, merece ser estudiada, nos conduce al autoconocimiento. La Autoobservación íntima es fundamental para el cambio verdadero.
¿Cuál es su estado psicológico al levantarse? ¿Cuál es su estado de ánimo durante el desayuno? ¿Estuvo impaciente con el mesero, con la esposa? ¿Por qué estuvo impaciente? ¿Qué es lo que siempre le trastorna?, etc.
Fumar o comer menos no es todo el cambio, más sí indica cierto avance. Bien sabemos que el vicio y la glotonería son inhumanos y bestiales.
No está bien que alguien dedicado al Camino Secreto tenga un cuerpo físico excesivamente gordo y con un vientre abultado y fuera de toda euritmia de perfección. Eso indicaría glotonería, gula y hasta pereza.
La vida cotidiana, la profesión, el empleo, aunque vitales para la existencia, constituyen el sueño de la Conciencia.
Saber que la vida es sueño no significa haberlo comprendido. La comprensión viene con la Autoobservación y el trabajo intenso sobre sí mismo.
Para trabajar sobre sí, es indispensable trabajar sobre su vida diaria, hoy mismo, y entonces se comprenderá lo que significa aquella frase de la Oración del Señor: "Dadnos el Pan nuestro de cada día".
La frase "Cada Día", significa el "Pan Supersubstancial" en griego, o el "Pan de lo Alto".
La Gnosis da ese Pan de Vida, en el doble sentido de ideas y fuerzas que nos permiten desintegrar errores psicológicos.
Cada vez que reducimos a polvareda cósmica tal o cual "Yo", ganamos experiencia psicológica, comemos el "Pan de la Sabiduría", recibimos un nuevo conocimiento.
La Gnosis nos ofrece el "Pan Supersubstancial", el "Pan de la Sabiduría", y nos señala con precisión la nueva vida que comienza en uno mismo, dentro de uno mismo, aquí y ahora.
Así pues, conviene que nosotros nos hagamos cada vez más conscientes del Camino en que estamos; en vez de perder el tiempo, reflexionemos y trabajemos, porque este cuerpo que tenemos mis caros hermanos no durará mucho, en cualquier momento este cuerpo que tenemos va al panteón, en cualquier momento este cuerpo que tenemos estará siendo velado.
Los invito a pensar antes de que lo perdamos, antes que pueda suceder ese hecho, que puede suceder en cualquier instante, que trabajemos, porque si alguno de ustedes ya está en la últimas de sus existencias, al trabajar se le darán nuevas oportunidades, pero si no trabajan, si no se preocupan por la Autorrealización, pues, esas nuevas oportunidades no le vendrán; por lo tanto, es mejor trabajar, entrar en el Camino, no perder el tiempo tontamente.
La hora que vivimos es crítica y difícil, y ya no hay remedio. Ahora no nos queda sino una sola cosa: preocuparnos por morir en sí mismos y avanzar todo lo que podamos en el camino de la Autorrealización íntima del Ser.
En los antiguos tiempos de la Lemuria -en aquellas épocas en que los ríos de agua pura de vida manaban leche y miel-, la humanidad estaba gobernada por el PRINCIPIO FULASNITANIANO. Tal principio daba a los seres humanos vida muy larga. Entonces, normalmente, se podía vivir de 10 a 15 siglos; había tiempo más que suficiente para formar en nosotros mismos los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser.
Hoy en día todo es distinto: la humana especie está ahora gobernada por el PRINCIPIO ITÓKLANOS, que es ciertamente un principio animal; se muere cuando menos se piensa, la existencia se ha acortado demasiado...
En el Egipto de los Faraones todavía se alcanzaba a vivir hasta 140 años de vida. En la Edad Media el promedio de existencia era entre los 90 y los 110 años, mas ahora, en estos momentos, ya casi no se vive. Así, pues, viviendo de acuerdo con el principio de la vida animal (Itóklanos), nuestras existencias suelen ser efímeras...
Si en la época de la Lemuria, cuando se vivía de acuerdo con el gran Principio Fulasnitaniano, había tiempo más que suficiente para crear los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser y eliminar de nuestra naturaleza todo elemento inhumano, ahora todo es diferente.
El Principio Itóklanos no tiene en cuenta para nada los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, sino a los animales, y se muere cuando la naturaleza necesite de nosotros.
Es decir, como en cada uno de nosotros hay una sustancia que la naturaleza usa para su propia nutrición, ella lo desencarna a uno cuando considere que llegó su hora, que necesita su alimento, ella se cobra sin tener en cuenta para nada, que el individuo haya o no haya fabricado los Cuerpos Existencias Superiores del Ser [y desintegrado los elementos inhumanos]; ése es el principio Itóklanos.
De manera que ahora la humanidad está viviendo de acuerdo con un Principio estrictamente animal: el Principio Itóklanos. No es el Principio Itóklanos para una especie humana de verdad, pero como esta tan degenerada la humanidad, no queda más remedio que gobernarla con el Principio Itóklanos (ése de los animales).
Es cruda esa verdad, pero es la verdad.
Vean ustedes como ha cambiado todo a través del tiempo y de los años: Hoy, desafortunadamente, la especie humana está gobernada por el Principio Itóklanos, no sabe a qué hora le toca la desencarnación, a tal o cual persona, a tal o cual estudiante del Esoterismo. ¿Entonces qué hacer? APROVECHAR EL TIEMPO hasta el máximo, transmutar el Esperma en Energía, fabricar rápidamente los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser [y eliminar los elementos indeseables], antes de que sea muy tarde, porque no se sabe el momento en que venga la desencarnación.
Ésa es la única condición, apurar, trabajar rápido, no hay más remedio; ya no estamos gobernados por el Principio Fulasnitaniano (cuando había tiempo). Ya no hay tiempo, ahora hay que aprovechar el poco que tenemos...
Si no vemos la urgencia de entregar la totalidad de nuestra existencia al trabajo sobre sí mismos con el propósito de liberarnos de la doble fuerza lunar, terminaremos tragados por la Luna, involucionando, degenerando cada vez más y más dentro de ciertos estados que bien podríamos calificar de inconscientes e infraconscientes.
Ahora los tiempos no están como para perder el tiempo, como para pasar los años en el facilísimo, pues, nos hallamos en un momento crítico y difícil. Los tiempos del fin ya llegaron, se aguardan las catástrofes que han de sobrevenir, y la GRAN CATÁSTROFE, con la cual ha de quedar sellado todo el Apocalipsis.
Ya no podemos pasar una veintena de existencias haciendo el papel de Fakires y de Monjes y de Yoguis. Estamos "de afán"; el momento en que nos hallamos exige que, de una vez, tomemos el Cuarto Camino, la Gnosis, la Cuarta Vía, que es lo más práctico.
Así pues, lo que necesitamos, hoy por hoy, es DEJAR LA PEREZA MENTAL, trabajar muy duro sobre sí mismos.
Si lo logramos, si quebrantamos a todos esos agregados psíquicos, la Conciencia quedará despierta, individualizada; entonces habremos hecho de nuestra vida una obra maestra.
Repetimos:
Un hombre es lo que es su vida; si un hombre no modifica nada dentro de sí mismo, si no transforma radicalmente su vida, si no trabaja sobre sí mismo, está perdiendo su tiempo miserablemente...Samael Aun Weor
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