viernes, 29 de junio de 2012

EL ELEMENTO DE CAMBIO



Cuando una persona se decide a realizar la Obra del Padre, lo primero que debe
comprender es que, ante todo, debe ser sincero consigo mismo, analizar ¿Por qué
está en la Gnosis? ¿Que lo impulsó a seguir estos estudios? ¿Ha comprendido que la
vida que lleva es mecánica? ¿Ha entendido como actúan las leyes de evolución e
involución? ¿Se ha detenido a analizar cuáles son las causas o motivos que llevan a
la involución o a la muerte segunda? ¿Ha comprendido que es una raza con sus siete
subrazas? ¿Ha estudiado lo que el Maestro Samael enseña de la edad de oro, de
plata, de cobre y de hierro? ¿Tiene un concepto claro sobre lo que es el Kaliyuga?
Hay una serie de cosas que nos permiten llegar a la conclusión de que estamos en
el final de la raza, que se nos acabaron las oportunidades de idas y venidas, que se
nos acabó el tiempo, el hombre está frente a lo que ha venido labrando a través de las
diferentes épocas. No olvide, querido hermano, que hay una máxima que dice: "El que
planifica lo que va a hacer mañana, mañana no puede corregir lo que debería hacer
hoy".
Cuando comprendamos que tenemos bajo nuestra responsabilidad el deber de
realizar un cambio radical en nuestra mente, en nuestras emociones y en nuestro
actuar, irán naciendo en nosotros los impulsos que nos van a permitir crear,
desarrollar dentro de nosotros el elemento de cambio.
Necesitamos un cambio real, justo, que no es cuestión de poses, ni mitomanía,
que tiene que concretarse en hechos y no más que hechos. Este
elemento de cambio
permite que nosotros pensemos y actuemos con nuestra propia convicción, evitando
que por conducta
gregaria nos pongamos a imitar lo que oímos y vemos hacer.
Este elemento de cambio es el punto matemático desde donde la Conciencia actúa
para la toma de cualquier decisión en relación con nuestro trabajo. Ese elemento de
cambio es el que nos permite tener la capacidad para la transformación de nuestras
impresiones. Ese elemento de cambio es el que nos permite estar en alerta
percepción, en alerta novedad y el que nos permite cambiar la forma de pensar y de
sentir.
Si usted, querido lector, está interesado en estos estudios, no se ponga a soñar
con poderes y con conocimientos que están de "tejas" para arriba, piense primero en
realizar un elemento de cambio que le permita ser serio en su trabajo, en sus
pensamientos y emociones.
Cuando uno aprende a ser serio, sincero y responsable consigo mismo,
indiscutiblemente la OBRA se hace. Si seguimos como marionetas manejadas por
criterios y voluntades ajenas, seguiremos siendo los mismos. Esto es para hombres y
mujeres que quieran ser libres.
Un cambio radical en nuestras vidas nos lleva al autoconocimiento, o sea nos hace
ver tal cual somos, y esto nos permitirá dejar de seguir pensando que somos
personas ya integradas con el Ser, cuando ni siquiera poseemos un centro
permanente de gravedad, que nos permita manejarnos, sin tener que estarnos
copiando de la vida de otros, de los procedimientos de otros, para poder actuar y
proceder.
Producir un elemento de cambio en nosotros en estos momentos
es indispensable, si en verdad aspiramos a la Autorrealización.
El hombre actual debe prepararse física y anímicamente para enfrentar los
momentos más difíciles y espantosos que se avecinan y hayan existido en la
humanidad.
Las buenas intenciones no valen, querer ser buena persona no basta, hay que
encarnar a esa buena persona y ella no es otra que los valores concientivos del Ser.
Cuando tenemos paz afloran Yoes buenos a los cuales les gusta la paz, apenas
hay conflictos surgen Yoes a los cuales les fascina la guerra y los conflictos, cuando
estamos orando aparecen Yoes amantes de la oración, cuando estamos frente a una
escena de humor se manifiestan en nosotros Yoes de humor, que hasta terminan
contando chistes de doble sentido.
Cuando estamos frente a una mujer de buenos sentimientos nos inspiramos en la
belleza de la vida, en la pureza y en el bien, pero si estamos frente a una mujer de la
vida licenciosa se expresan en nosotros Yoes de lascivia y de lujuria.
Si asistimos a una reunión donde se hable de transformación y regeneración
sentimos la necesidad de hacer esta regeneración, pero si estamos en un lugar donde
se hable de aguardiente, de mujeres y de problemas, no han de faltar Yoes en
nosotros compitiendo en la conversación.
Esto es más que suficiente para que analicemos si de verdad estamos preparados
para tener paz en medio de la guerra, para amar al enemigo, para sentir agrado con lo
que no nos gusta, para sostener nuestra tesis doctrinaria cuando todos nos persiguen.
Querido lector, sólo produciendo un elemento de cambio dentro
de lo más profundo de nuestra Conciencia podemos sostenernos fieles
y firmes en la OBRA del Padre.


V.M Lakhsmi Daimon

ASOCIACIONES POSITIVAS PARA El DESPERTAR DE LA CONCIENCIA




Son innumerables las Escuelas; por todas partes abundan Escuelas y autores que se combaten mutuamente. En la Catedral de Notre Dame de París, dibujado en el suelo  aparece un LABERINTO. Recordemos al Laberinto de la Isla de Creta; en el centro de aquel laberinto estaba el MINOTAURO Cretense.
Se dice que TESEO logró, pues, orientarse en medio de ese laberinto, hasta llegar a donde existía el Minotauro, y enfrentándose en lucha cuerpo a cuerpo, le venció. La salida de ese laberinto fue posible mediante el HILO DE ARIADNA, que pudo llevarle hasta la LIBERACIÓN FINAL.
Resulta interesante que, precisamente, en el piso de la Catedral de Notre Dame de París, fue dibujado ese laberinto maravilloso; indudablemente, todo esto es algo que nos invita a la reflexión...
Orientarnos no es cosa fácil. El Laberinto de las Teorías es más amargo que la muerte. Mientras algunos autores le dicen a uno que los ejercicios respiratorios son magníficos, otros le dicen que son dañosos; mientras unos afirman una cosa, otros afirman otra; cada escuela presume que tiene la Verdad y el laberinto es, pues, muy difícil.
Cuando uno consigue llegar al laberinto tiene que habérselas en lucha cuerpo a cuerpo con el Minotauro Cretense, es decir, con su propio Ego, con el Yo, con el mí mismo, con el sí mismo; y sólo logra uno salir del centro del laberinto mediante el Hilo de Ariadna, que debe conducirnos hasta la Luz. Pero la mayor parte de las gentes se pierden entre el laberinto de tantas teorías, de tantas escuelas y de tantas confusiones...
¿Cómo hacer para orientarnos? ¿De qué manera? Obviamente, nos debe interesar el DESPERTAR DE LA CONCIENCIA; sólo así podemos, verdaderamente, caminar con éxito dentro de aquel misterioso laberinto; pero, mientras no hayamos despertado, estaremos confundidos.
Algunos hasta se entusiasman por estos estudios momentáneamente y luego los abandonan. Hay quienes –con la cabeza rellena de teorías–, creen haber descubierto ya el Camino Secreto, aunque anden bien dormidos.
¡Parece increíble, pero hay MAESTROS de la Gran Logia Blanca, verdaderos gnósticos en el sentido trascendental de la palabra, Despiertos radicalmente, Autorrealizados absolutamente (en lenguaje Alquimista diríamos: “Sujetos que tienen ya en su poder la Gema Preciosa”), y sin embargo, no saben ni leer ni escribir; absolutamente ANALFABETAS, pero eso sí: AUTORREALIZADOS Y DESPIERTOS.
En cambio, vemos en el camino de la vida, dentro de diversas escuelas y denominaciones, y sectas, órdenes, etc., sujetos con la cabeza rellena de teorías, INDIVIDUOS CON RICA ERUDICIÓN, PERO CON LA CONCIENCIA completamente DORMIDA; ignorantes ilustrados, que “no solamente no saben, sino lo que es peor: Ni si quiera saben que no saben”...
Ésos se pierden, cumplidas sus 108 Existencias, ingresan en la INVOLUCIÓN SUMERGIDA de los Mundos Infiernos. Pero ellos creen que van muy bien, eso sí; y cuando se les interroga, demuestran una erudición sorprendente: Mentes chispeantes con conceptos relampagueantes, con proverbios luminosos, contundentes y definitivos; pero, ¿de qué le sirve todo eso?
Nosotros necesitamos Despertar primero que todo, para saber cómo nos vamos a orientar. ¿De qué nos serviría tener la cabeza rellena de letras, si continuamos con la Conciencia dormida? Más valdría ser analfabetas, pero despiertos...
Incuestionablemente, mis caros hermanos, lo primero que necesitamos es SABER QUE ESTAMOS DORMIDOS. Desafortunadamente, aunque aquí lo esté afirmando y aunque ustedes estén aceptando que están dormidos, sin embargo, NO TIENEN CONCIENCIA DE QUE ESTÁN DORMIDOS, y eso es precisamente lo grave.
Cualquiera puede saber que dos más dos es cuatro, pero otra cosa es tener Conciencia de que dos más dos es cuatro. Hay verdades sumamente simples que cualquiera, intelectualmente, las repite y cree que se la sabe, cree que tiene Conciencia de ellas, mas no tiene Conciencia de ellas.
Si se quiere Despertar realmente, tenemos que empezar por reconocer que estamos dormidos; cuando alguien reconoce que está dormido, es señal completa de que ya comienza a despertar. Pero no se trata de reconocerlo intelectualmente, no; cualquiera puede decir automáticamente: “Sí, estoy dormido”; pero otra cosa es estar consciente de que está dormido; y eso es diferente. Existe una gran diferencia, pues, entre el INTELECTO y la CONCIENCIA.
En el mundo práctico, tenemos nosotros que APRENDER A DETERMINAR ASOCIACIONES ESPECÍFICAS, inteligentes, para la vida en los Mundos Superiores. Durante el mal llamado “Estado de Vigilia”, estamos asociados con todos los seres humanos, ya a través del trabajo, o en el hogar, o en la calle, etc., etc., etc. Durante las horas del sueño existen también asociaciones, y éstas son el resultado específico de aquéllas mismas que tenemos en el Mundo Físico.
Por ejemplo: si un sujeto XX no importa quien, vive en la Cantina, obviamente, sus asociaciones serán con “briagos” y en los Mundos Internos, durante las horas del sueño y después de la muerte, su vida será de cantina: Relacionado con cantineros, con vagabundos de toda especie. Si alguien se asocia con ladrones y bandidos, en los Mundos Internos, durante las horas del sueño, vivirá entre bandidos y ladrones.
Así pues, nosotros debemos determinar aquí y ahora, en el Mundo Físico, el tipo de asociaciones que queremos, y durante el sueño y después de la muerte.
Al estar reunidos aquí, nos conviene, porque el resultado será que nos asociaremos también durante las horas del sueño y después de la muerte.
Muy bonito es estar asociados, durante las horas del sueño aquí mismo en este Templo, estudiando los Misterios de la Vida y de la Muerte; muy bonito es estar asociados nosotros en sí, dedicados al estudio después de la muerte, pero eso solamente es posible si nos reunimos frecuentemente.
Así pues, nosotros mismos debemos provocar el tipo de asociaciones que deseemos; nosotros mismos debemos provocar el tipo de asociaciones que queramos tener durante el sueño y después de la muerte. Comprendido eso, estableceremos bases muy fuertes para el Despertar de la Conciencia...
Necesitamos aprender a vivir, mis caros hermanos, porque sucede que los seres humanos no sabemos vivir, y eso es muy grave. No medimos el tiempo, creemos que este vehículo físico nos va a durar una eternidad, cuando realmente no dura casi nada, se vuelve polvo.
El TEATRO, el CINE, es algo que causa daños muy graves al ser humano. En otros tiempos, por ejemplo en la Babilonia, el Teatro era completamente objetivo; tenía como único objeto el ESTUDIO DEL KARMA y la ilustración que debía darse a los asistentes. Los actores no se aprendían de memoria ningún papel; aparecía alguien en escena, sin haber estudiado ningún papel; sinceramente se autoexploraba a sí mismo, con el objetivo de saber qué era lo que más anhelaba, y eso que más deseaba, era lo que hablaba. Supongamos que quería beber; entonces sinceramente exclamaba:
– “¡Tengo ganas de beber!”. Otro XX que aparecía por ahí, escuchaba aquella frase y se autoexploraba a sí mismo a ver que sentía en su interior y lo que sentía, respondía:
– “Yo no quiero beber; por el alcohol fui a la cárcel, por el alcohol estoy en la miseria”. Si eso era lo que realmente le había sucedido, pues no iba a afirmar algo falso.
Cualquier tercero (porque para eso tenían un grupo siempre de actores), aparecía ipso facto también, no iba a decir otra cosa sino lo que sentía en el fondo de su Conciencia, algo que él había vivido, que se relacionaba con lo que éstos dos estaban diciendo:
– “Yo, suponiendo, tuve dinero mucho, un hogar hermoso, una mujer, unos hijos, pero por estar bebiendo vino, ¡vean cómo quedé, señores!”. Más allá aparecía una pobre mujer, otra artista:
– “¡Perdí a mi hijo por la bebida, perdí a mi hijo, por ese maldito licor!”
Y así comenzaba a desarrollarse un drama, una escena improvisada, muchas veces podía terminar en la forma más dramática.
Los notarios, rigurosamente, escribían, no solamente el desarrollo del drama en sí mismo, sino hasta los resultados finales; seleccionaban después todavía de tal pieza lo mejor, y en esa forma venían a conocer los resultados kármicos de tal o cual escena.
Habían muchas escenas: escenas de amor, escenas de guerra; pero en todas surgía siempre lo espontáneo, lo natural, no algo que artificiosamente el intelecto inventaba; no, lo que surgía es aquello que cada cual, que cada uno de los actores había vivido; ese era el ARTE OBJETIVO de Babilonia.
Entonces, realmente, mis caros hermanos, los actores eran muy diferentes; la música que se usaba instruía debidamente al CEREBRO EMOCIONAL; era una música especial.
Ellos sabían perfectamente que en el organismo humano existen, dijéramos, ciertos ganglios dijéramos, que se han formado con los sonidos del Universo, y sabían manejar todos esos ganglios, todas esas partes del Ser, mediante las diferentes combinaciones musicales; así instruían, por medio de la música, al Cerebro Emocional.
Ustedes saben que una marcha guerrera le da a uno ganas de marchar; que una música fúnebre lo pone a meditar, a reflexionar; que una música dijéramos romántica le trae recuerdos de los tiempos idos etc., etc., y sus noches de amor...
Ellos combinaban inteligentemente los sonidos para instruir también, sabiamente, al Cerebro Emocional. ¡Vean ustedes qué interesante!...
El CENTRO DEL MOVIMIENTO solía también recibir enseñanzas mediante Danzas Sagradas; esas danzas eran importantísimas en Babilonia. Cada movimiento equivalía a una letra, y el conjunto de letras contenía determinadas oraciones, determinadas tesis, determinadas antítesis, determinadas instrucciones; así todo el auditorio recibía una cultura riquísima.
Era otro tipo de Teatro; los artistas no se llamaban “artistas” sino “ORFEÍSTAS”, que interpretadamente significa “sujetos que sienten, con entera precisión, las actividades de la Esencia, de la Conciencia”.
Pero después de la cultura Greco-Romana, el Teatro se degeneró; y ya los orfeístas desaparecieron, y surgieron entonces los llamados “artistas cómicos”, los actores...
Recuerdo muy bien que todavía hace unos 50 años, poco más o menos, a los actores se les llamaba vulgarmente “comediantes”, y se les miraba con mucho desprecio. Por la Edad Media, había una ley promulgada que obligaba a los actores a rasurarse, a quitarse todos los signos de la masculinidad. ¿Con qué objeto?
Con éste: En primer lugar debían ellos, claro está, maquillarse según el drama que tuviesen que ejecutar; segundo, pues, se quería ante todo hacérseles diferenciar del resto de las personas; sabían que esos actores modernos tienen, dijéramos, una IRRADIACIÓN peligrosa, infecciosa, altamente HANASMUSSIANA, y rasurándose, quitándose los signos de la masculinidad, cada cual podía evitar pasar cerca de ellos, o darles la mano.
Si ustedes observan cuidadosamente la vida de los llamados “artistas de Teatro”, sentirán, y si son un poquito sensitivos, podrán captar el tipo de Radiaciones Hanasmussianas que ellos emiten y que
infectan la Mente de las gentes.
Hoy ya pasó esa costumbre, ya no hay ninguna ley promulgada en ese sentido contra ellos, ya se les da la mano, ya se les trata de igual a igual y hasta se les quiere imitar; así, ellos pueden destilar perniciosamente sus Ondulaciones de Hanasmussen en las Mentes de todas las personas.
Duele un poquito tener que decir esto, porque hay muchas gentes que viven, pues, del drama, de la escena, en fin, que son actores; pero nosotros tenemos que colocarnos en el plano de las realidades concretas.
Ya las personas que han pasado de los 50 años recordarán, precisamente, que hace medio siglo todavía se les miraba con desdén, se les trataba como simples cómicos o comediantes, etc., etc.
Claro, ellos se abrieron paso y ahora se les considera de igual a igual, pero no por eso dejan de emitir sus ondulaciones, que son terriblemente peligrosas.
Naturalmente que ellos aprenden papeles de memoria, absolutamente subjetivos, de cosas que existieron o no han existido nunca; comedias, dramas que pueden tener o no tener ninguna realidad, que son únicamente producciones de sus Mentes y el honorable público, ante las tablas del escenario, “DUERME” terriblemente...
Cuando digo “duerme”, lo pongo entre comillas; quiero pues afirmar, en forma enfática, que la Conciencia de los que asisten, entra en el sopor más profundo por el sueño.
Incuestionablemente, este tipo de Arte Subjetivo realmente viene a acabar con la necesidad de las Percepciones Reales... ¿Qué es un “TURIYA”? Un “Turiya” es un hombre que puede hablar con su propio Dios Interno, cara a cara. Pues bien, este Arte de tipo Subjetivo, realmente, nos impide el llegar al Estado de Turiyas; por eso resulta pernicioso.
En nombre de la verdad yo les digo a ustedes que, en lo personal, no me agradan a mí, absolutamente, el cine ni la televisión. Cuando alguna vez por curiosidad he estado mirando algo en televisión, después he tenido un remordimiento de Conciencia espantoso; he tenido que proceder a limpiar todos los ELEMENTARIOS que se formaron en mi AURA, y no vuelvo a quedar tranquilo hasta que desintegro el último de ellos.
Porque sucede que al ver esas escenas, uno con la Mente repite automáticamente lo que está viendo y entonces la esencia ante la Mente toma forma; con la esencia de la Mente (como dijera Mr. Leadbeater), se forman Elementarios, Elementarios iguales a los que uno ha visto en la pantalla, que se roban parte de la Conciencia de uno, que vienen a vampirizarle a uno su propia Conciencia. Ésos, ya establecidos en la Mente, causan mucho daño: Se roban, repito, una parte de la Conciencia de uno, se convierten en criaturas vivientes dentro de uno.
Cuando he estado mirando, repito, una televisión o un cine, después he tenido que sufrir mucho, desintegrando los Elementarios que se forjaron en mi Mente..., se formaron... Y logró al fin desintegrarlos a base de trabajos conscientes y padecimientos voluntarios. Por tal motivo, definitivamente renuncié a la televisión y al cine, a todo.
Les explico, para que ustedes sepan orientarse; porque si uno quiere verdaderamente llegar a despertar, tiene que saber vivir; si uno quiere desenvolverse conscientemente en los Mundos Internos, convertirse en un investigador competente de la vida en los Mundos Superiores, obviamente tiene que promover sus propias asociaciones.
Asociaciones como la que en este momento tenemos (estamos reunidos en plena Asamblea), son extraordinarias. Estamos platicando sobre el DESPERTAR DE LA CONCIENCIA, y eso es magnífico, porque estamos PROMOVIENDO ASOCIACIONES extraordinarias en los Mundos Superiores.
Al ir ustedes ahora a sus casas, al caer los cuerpos de ustedes dormidos en sus respectivos lechos, obviamente saldrán del cuerpo, y al salir del cuerpo, es claro que vendrán a reunirse entre sí, nuevamente; en la forma que están reunidos esta noche aquí en el Físico, así se reunirán allá también, en el Astral, para lo mismo: Para el estudio del despertar, y es claro que recibirán allí, la ayuda de los Maestros de la Fraternidad Oculta.
Están promoviendo, pues, asociaciones extraordinarias para los Mundos Superiores; pero si ustedes no estuvieran aquí, sino en una Cantina, en una Casa de Juegos, en un Cabaret, al dormir sus cuerpos esta noche, la Esencia de cada uno de ustedes afuera, es decir, sus VALORES INTERNOS ya afuera, se encontrarían nuevamente, se asociarían pero ya no sería para estudiar el Despertar de la Conciencia.
La Conciencia se irá despertando y al fin un día quedará completamente despierta. Una vez despierta la Conciencia, estaremos lo suficientemente preparados como para VER EL CAMINO por sí mismos, el Camino que ha de conducirnos, realmente, a la Liberación Final.

Pero, ¿cómo podríamos ver por sí mismos el Camino, si no nos esforzamos en despertar? ¿Pueden acaso los dormidos ver el Camino?...
¡Entonces necesitamos despertar!, ¿verdad? Cuando uno despierta comprende lo que es. Hace uno un inventario de lo que tiene, de lo que le sobra y de lo que le falta. Muchas Facultades que uno cree que tiene, no las tiene y mucho que no sabe que tiene, realmente tiene.
Pero uno solamente puede venir a hacer ese inventario de sí mismo cuando está despierto. Porque un dormido, ¿cómo va a hacer un inventario de sí mismo? ¿Qué sabe de sí mismo el dormido? Así pues, despertar es fundamental, vital; pero, para despertar, ¡hay que saber vivir!
Escrito está que “el que con lobos anda, a aullar aprende”. Tenemos que saber con quienes andamos, cual es el tipo de asociaciones que vamos a crear en la vida práctica; debemos saber SELECCIONAR NUESTRAS AMISTADES, porque eso es definitivo.
Conforme nos esmeremos en el vivir inteligente, la Conciencia se irá haciendo cada vez más despierta, hasta que al fin podrá un día despertar. Al despertar, podemos darnos cuenta del estado lamentable en que nos encontramos.
El ser humano, normalmente, tiene tan sólo el CUERPO PLANETARIO. ¿Cuál es el cuerpo planetario? El cuerpo físico con su asiento vital, es claro. Más allá del cuerpo físico, lo único que hay es una suma de agregados psíquicos inhumanos, nuestros defectos psicológicos mismos, asumiendo dijéramos, formas alegóricas: ira, codicia, lujuria, envidia, orgullo, pereza, gula, etc., etc., etc.
¿Qué es lo que continúa después de la muerte? Una suma de agregados psicológicos. Si decimos que después de la muerte continúa un montón de diablos, no estamos exagerando ¡es verdad!
Llamémoslos ira, codicia, envidia, etc., etc., pero eso es lo que continúa.
No poseemos, ciertamente, un CENTRO, dijéramos, PERMANENTE DE CONCIENCIA, no; desafortunadamente, la Esencia está enfrascada entre todos esos Agregados Inhumanos. No hay pues, una INDIVIDUALIDAD permanente en el “animal intelectual” equivocadamente llamado “Hombre”.
La Individualidad es algo que hay que lograr. Si queremos individualizarnos, debemos desegoistizarnos; sólo mediante la desegoistización es posible la individualización. ¿En qué forma podríamos desegoistizarnos? Eliminando los elementos inhumanos que llevamos dentro. ¿Cómo podríamos eliminarlos? Sólo después de haberlos comprendido.
Nosotros podemos por ejemplo saber que tenemos ira, pero no tenemos Conciencia de que tenemos ira, eso es diferente. Necesitamos hacernos conscientes del proceso de la ira, la ira tiene muchas metamorfosis y muchas raíces: Hay ira por la lengua, hay ira por el ánimo, hay ira por la palabra, o digo por la Mente, son distintas formas de la ira. Hay formas de la ira que se deben al amor propio: Alguien ofende nuestro amor propio y sentimos ira; hay iras que son por los celos, existen ataques de ira provocados por el odio, etc., etc.
Hay que investigar todos los aspectos de la ira, no desde un punto de vista meramente intelectivo.
No se trata de investigar la ira en forma abstracta, sino nuestra ira particular, que es diferente.
Si vamos por la calle, por ejemplo, y de pronto alguien nos insulta sin motivo alguno y reaccionamos furibundos, es obvio que al llegar a casa debemos reflexionar: ¿Por qué reaccioné yo en esa forma?
¿Cuál fue la causa-causorum para haber reaccionado? Hacerse consciente de ese aspecto de la ira.
Otro día cualquiera tuvo un ataque de ira por celos, habrá que reflexionar sobre esos celos: ¿Por qué se provocaron esos celos? Y así, conocer cada faceta de la ira; lo mismo debe ampliarse o llevarse a todos los otros defectos que llevamos dentro.
La eliminación solamente es posible con la ayuda de la DIVINA MADRE KUNDALINI. Alguien puede comprender que tiene un error, un defecto psicológico y sin embargo continuar con él.
ELIMINACIÓN es distinta: Solamente es posible eliminar con la ayuda de Devi-Kundalini.
El mayor grado de Poder de Devi-Kundalini se halla en el Sexo. No quiere decir esto que por el motivo de no tener un individuo mujer, o una mujer no tener varón, no vayan a eliminar sus errores; claro, siempre contarán con la ayuda de la Madre Kundalini.
Lo que quiero decir es que la Fuerza principal de Devi-Kundalini está en el Sexo, y que si alguien tiene la suerte de tener una esposa, o una mujer que tiene su marido, bien pueden trabajar en la FORJA DE LOS CÍCLOPES y solicitar a Devi-Kundalini, en pleno trabajo, elimine tal o cual defecto psicológico que ya se ha comprendido debidamente. Así es cómo vamos muriendo de instante en instante, de momento en momento.
Ante todo es necesario hacernos conscientes de lo que significa la MUERTE DEL YO. La base, el fundamento de cualquier progreso estriba en la Muerte, porque “sólo con la Muerte adviene lo nuevo: Si el germen no muere, la planta no nace”...
Sucede que la mayor parte de los Estudiantes Esoteristas se olvidan de la Muerte; sólo piensan en perfeccionarse, adquirir Poderes, en lo que sea, pero olvidados de la Muerte.
Si uno va al cine, quiere decir que SE OLVIDÓ DE LA MUERTE, ¿verdad? Porque cuando uno quiere morir en sí mismo, no va al cine, ya no le interesa el cine. Porque yo no he visto que a un muerto, a un cadáver metido entre un ataúd le interese el cine.
Si uno se está distrayendo, “muy bonito”, con la televisión, está demostrando hasta la saciedad que se olvidó de la Muerte, porque ningún cadáver se va a sentar a ver televisión.
Esto de la AUTORREALIZACIÓN es algo muy serio, no se puede tomar en juego; si es Autorrealización lo que queremos, la base es la Muerte...
En la Iglesia Gnóstica vemos nosotros que no falta siempre un gran ataúd. Precisamente, una de las Cámaras de la Iglesia Gnóstica es mortuoria; allí ve uno un hermoso y bellísimo ataúd; en las Logias, también, nunca falta un ataúd.
Es lamentable que aquí no tengamos un ataúd, cuando aquí debería haberlo. Debería estar visible, ¿no? Porque es muy importante.
En todo caso, el ataúd, aunque sea pequeño, es el símbolo viviente de que estamos dispuestos a “morir”, de que es necesario MORIR PARA SER.
No olvidar la Muerte. Con justa razón, los monjes de La Cartuja, en España, tienen un saludo muy especial:
– “hermanos, de morir tenemos”... Contesta el otro monje:
– “hermano, eso ya lo sabemos”... Ése es su saludo, cada vez que se encuentran: “hermano, de morir tenemos”... “hermano, eso ya lo sabemos”...

A nosotros no nos interesa la muerte del cuerpo físico; ese lo podemos perder no más al salir de esta casa, en cualquier momento; en la misma cama podemos caernos de la cama al suelo, morir; resbalar en una cáscara en cualquier calle, matarnos, eso no es lo importante. Lo que nos interesa es la MUERTE DEL YO, del mí mismo;
Ese Yo que tenemos adentro nos hace horribles. Si ustedes estuvieran despiertos, podrían evidenciar lo que les estoy diciendo. Las RADIACIONES que carga toda persona QUE TIENE EL YO son muy semejantes a las del Conde Drácula: ¡SINIESTRAS! Cuando yo estoy en Meditación, por ejemplo, solo, y viene alguien por ahí que tenga Yo, desde lejos siento sus vibraciones que son siniestras, son las mismas del Conde Drácula: son desagradables, siniestras, izquierdas. El Yo nos hace a nosotros verdaderamente inmundos, en el sentido más completo de la palabra.
Así pues, uno cuando ya consigue eliminar el Yo, desintegrar todos los elementos inhumanos que lleva dentro, queda, entonces sí, radicalmente despierto, en un ciento por ciento despierto; eso es obvio. También es necesario vestirnos con los CUERPOS EXISTENCIALES Superiores del Ser...
Me viene en estos momentos a la memoria cierta instrucción recibida en noches pasadas. Allí, en el Mundo Astral, me tocó vivir una escena muy interesante: Se me hizo, pues, sentir como perseguido, aunque estaba consciente, pero unos Venerables provocaron una escena, pues, de persecución....
De pronto, encerrado yo en cierta casa, fui visitado, y todos ellos (los Venerables de la Fraternidad Oculta), cantando me instruyeron en forma deliciosa. Me dijeron, pues, que “la persecución de la Ley (no refiriéndose a estas leyes terrenales, sino a las Leyes del Karma) solamente viene a pasar cuando uno no anda bien vestido y en un rico carro”. Es decir, anden ustedes “bien vestidos”, en un magnífico “carro” y con un buen “dinero” entre la bolsa y se acabaron las persecuciones.
Estoy hablando en un lenguaje que ustedes tienen que saberlo entender. ¿A qué “Carro” se referían los Venerables? Al CARRO DE MERCAVAH. ¿Cuál es ese Carro? Ese Carro está compuesto por Cuatro Cuerpos: el Físico, el Astral, el Mental y el Causal. Eso es ese Carro; cuando ustedes en Kábala oigan hablar del “Carro de Mercavah”, se refiere a los Cuatro Cuerpos.
“Bien vestidos”... ¿Qué se entiende por “un personaje bien vestido en un rico Carro” en Kábala?
Aquél que se ha fabricado los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, y que, aún más, los ha CRISTIFICADO; ése es un sujeto “bien vestido”.
Y si “lleva buen dinero entre la bolsa”, ¿qué se está afirmando? Que tiene CAPITAL CÓSMICO.
Tal Capital se consigue haciendo buenas obras, trabajando por la Humanidad.
Es obvio que a un Maestro como el CONDE SAINT GERMAIN nadie lo va a perseguir. A JESÚS DE NAZARETH, ¿cómo lo van a perseguir los Señores del Karma? ¿Quién va a perseguir a Jesús de Nazareth? Persiguen al “indigente”, al infeliz que anda “mal vestido”, “a pie”, todo amolado y sin “dinero”.
¿Cuál es el “infeliz, el indigente mal vestido”? “El pordiosero”, ¿cuál será? El que no ha fabricado los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser: “Villegas y todo el que llega”, “Vicente y toda la gente”, “Don Raimundo y todo el mundo”; ésos son víctimas de la Ley. ¿No los ven ustedes? Van de aquí para allá, siempre en la desgracia; nacen sin saber cómo y mueren sin saber por qué, siempre con una venda en los ojos desde la cuna hasta el sepulcro. Se casan, se llenan de hijos, viven en la pobreza más desgraciada, siempre infelices, siempre perseguidos. Cuando uno “se viste bien y tiene un bonito carro y con buen dinero entre la bolsa, se acabó la persecución”.
¿Quién perseguiría al CONDE CAGLIOSTRO? Ni siquiera pudo contra él el famoso Luis XV. Lo encerró en La Bastilla, sin duda. ¿Pero ustedes creen que el Conde Cagliostro iba a permanecer encerrado allí en La Bastilla, un hombre que manejaba los ESTADOS DE JINAS? A ratos estaría ahí y a ratos estaría por Roma, por París, por Londres, por todas partes menos en La Bastilla.
Cuando salió de La Bastilla, dos meses después, salió regiamente, espléndidamente vestido, lleno de oro y diamantes por donde quiera, sonriendo alegre ante las multitudes; 10.000 personas lo llevaron sobre sus hombros. Fue un triunfador, ¿verdad? Dicen que “lo metieron a la cárcel y que murió en la cárcel”. Eso es falso, nadie sabe que se hizo el Conde Cagliostro.
¿Y qué diremos del Conde Saint Germain, de ALTOTAS, el Gran Iniciado? Todavía vive, siempre combatido, jamás vencido. De manera que entonces, hermanos, “vistámonos bien” y todo nos cambiará, tengamos un “bello carro” y verán ustedes una vida mejor.
Obviamente tenemos que fabricar ese Carro. Empezaremos con el CUERPO ASTRAL, eso es necesario; para eso hay que utilizar el ESPERMA SAGRADO.
Desafortunadamente, las gentes comunes y corrientes no saben apreciar el valor del Esperma, lo gastan, lo extraen de su organismo miserablemente (ahí es donde está todo el Poder con el que pueden cambiar la totalidad de su vida y convertirse en Dioses), lo tiran como si fuera nada.
Ellos mismos se arruinan, a sí mismos se condenan a la desgracia. Mas si se transforma ese Esperma, si se convierte en Energía, las cosas cambian; porque es con esa Energía sutilísima del Sexo con la que vamos a elaborar el Cuerpo Astral.
Una vez forjado ese Cuerpo, formado, podemos viajar con él consciente y positivamente. Uno sabe que tiene un órgano cuando lo usa. Sabemos que tenemos unas manos y brazos porque los movemos; sabemos que tenemos pies porque caminamos con ellos; eso es obvio. Así también, cuando uno se da el lujo de fabricar su Cuerpo Astral, sabe que lo tiene porque puede usarlo, porque puede moverse con ese cuerpo en forma positiva, dinámica.
Otro tanto ocurre con el MENTAL: Hay que fabricarlo mediante la transmutación del Esperma en Energía. Las gentes no tienen una Mente propia; nosotros necesitamos crearnos una Mente Individual, propia. Solamente se puede crear mediante la transformación del Esperma en Energía.
Y por último fabricar el Cuerpo de la VOLUNTAD CONSCIENTE para manejar todas las circunstancias. Quien es víctima de las circunstancias, no posee el Cuerpo de la Voluntad Consciente; uno tiene que aprender a determinar las circunstancias, no que las circunstancias lo determinen a uno.
Aquél que todavía es determinado por las circunstancias, es como un leño arrojado entre las embravecidas olas del océano; es una víctima de todas las calamidades.
Uno necesita aprender a determinar sus circunstancias, y eso solamente es posible creando el Cuerpo de la Voluntad Consciente. Tal Cuerpo se crea mediante la transformación del Esperma en Energía; es con esa Energía sutilísima del Ser, con la que se va a crear el Cuerpo de la Voluntad Consciente.
Esos Cuatro Cuerpos: Físico, Astral, Mental y Causal constituyen el Carro. Ya con el Carro creado, solamente falta que penetre en ese Carro el “Conductor”. ¿Quién es el Conductor del Carro? Nuestro propio SER.
Pero el Ser no va a entrar en un Carro que no existe; hay que crear el Carro. Entonces, cuando recibimos el Ser, él queda como Señor en su Carro. Un Señor bien vestido y con un magnífico Carro; bien vestido con los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, con las Vestiduras Sagradas (un carruaje precioso), ya no es víctima de las circunstancias...
Quien llega a tener esos Cuerpos, debe aspirar un poco más: Debe CRISTIFICARLOS y muchas obras se han escrito sobre Cristificación. Los Cuerpos Cristificados son extraordinarios; cualquier sujeto Cristificado, de hecho es un Gran Señor que puede decirse que “está bien vestido”, ya deja de ser víctima de las circunstancias, deja de ser perseguido por la Ley del Destino; se convierte en Señor, Señor en el sentido más completo de la palabra.
En otros tiempos, la Humanidad vivía de acuerdo con cierto principio que le permitía conservar el cuerpo hasta el momento en que hubiera fabricado los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser; pero es que en esa época la Humanidad cumplía con el DEBER CÓSMICO. ¿Cuál es el Deber Cósmico? ¡VIVIR SIEMPRE DESPIERTO!
Un individuo que se lee un libro a 500 kilómetros por hora, de página a página y dice “ya me lo sé”, está arruinando el CEREBRO INTELECTUAL; ¡No está cumpliendo con el Deber Cósmico.
En nombre de la Verdad yo les digo a ustedes esto: Yo, cuando estudio una obra, reflexiono profundamente en el párrafo que estoy estudiando, medito en ese párrafo, y no paso al siguiente hasta haberme hecho consciente del párrafo que leí; si no lo he comprendido, no le sigo, porque es absurdo seguir. Así pues, uno debe hacerse consciente de lo que lee; eso es parte del Deber Cósmico.
Seguimos con el CENTRO EMOCIONAL. Dejarse uno llevar de las emociones violentas es absurdo. En las Plazas de Toros se ven escenas escandalosas: Mujeres que en el desenfreno de sus pasiones se quitan la ropa interior y se la arrojan a los toreros, y los zapatos, pero quedan perfectamente locas. Hombres haciendo barbaridades, y por último, sacando al torero en hombros, como un gran señor, cuando no es más que un pobre tonto...
En los partidos de fútbol se ven cosas horribles; muchas veces los futbolistas terminan en una batalla campal. ¿Por qué? Si se examina el motivo, encontramos que es imbécil, absurdo...
Hay quienes justifican el fútbol, quienes dicen que “el fútbol se lo debemos a los antepasados”, que “los Aztecas lo jugaban”. Hay quienes dicen: “Sí, aquí tenían también las taquillas, donde vendían los boletos”... ¡Eso es falso!
La bola de fútbol representa entre los Aztecas al Sol y cuando ellos tenían su juego ése, representaba la LUCHA DE LA LUZ CON LAS TINIEBLAS, ERA UN MOVIMIENTO RITUAL previamente estudiado...
Ven ustedes ahí ese cuadro que tenemos en el Ara, ¿verdad? En el suelo, las losas blancas y negras: Representan la lucha entre la Luz y las Tinieblas.
Así también, el JUEGO DE PELOTA entre los Aztecas era una LITURGIA previamente estudiada.
Cada movimiento correspondía a la Liturgia, no habían movimientos “a la loca”; todos estaban previamente trazados. Con todos esos movimientos se simbolizaba o alegorizaba la lucha entre los
Poderes de la Luz y los Poderes de las Tinieblas.
Un juego similar estuvo establecido en las CATEDRALES GÓTICAS de la Edad Media, en Europa. Tal juego se verificaba, se realizaba exactamente dentro de las Catedrales y era parte de la Liturgia dirigida por el “Cura”, para simbolizar la lucha entre los Poderes de la Luz y de las Tinieblas.
Pero ese jueguito tonto de los futbolistas no tiene tradición ninguna, excepto la de un pobre tonto también en Inglaterra, que un día se le ocurrió llenar de aire una vejiga de ésas de res, de hule, y luego que ya la infló (que el globo estuvo inflado), lo envolvió en un pedazo de cuero, lo cosió y se puso a darle patadas...
A los pocos días sucedió que, por todas partes, en Londres, la prensa, pues, protestaba porque a muchas señoras les tumbaban sus sombreros con las tales bolas ésas; los vidrios de las casas se volvían pedazos. Intervino la policía, pero no se logró acabar con ese vicio, se propagó mundialmente...
Ahora que “es muy serio”, dicen; y lo han vuelto “serio”. ¿Volver “serio” a la tontería de un vagabundo, de un tipo que no tenía trabajo en Londres? ¡Eso es de lo más estúpido!
P. - ¿Con qué elementos se van a formar los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser?
 
R. - CON EL MERCURIO. Sólo serviría para la formación de los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, si el Mercurio antes ha sido fecundado por el Azufre. Se necesita que el Mercurio sea fecundado por el Azufre. Eso es todo. 

V.M. Samael Aun Weor

 

LA NECESIDAD DE APRENDER A VIVIR





         
Bueno,comenzaremos nuestra plática de esta noche... Ante todo, mis estimables hermanos, se hace necesario saber vivir; esto es algo que debemos entender.
          Cuando platicamos con alguien, éste nos cuenta los diversos sucesos de su vida; nos ha­bla, dijéramos, de acontecimientos, de lo que le sucedió en determinadas épocas de su histo­ria, como si la vida fuera, únicamente, una ca­dena de eventos; no se dan cuenta las gentes, de que además de las circunstancias de la exis­tencia, existen también los estados de Concien­cia; la capacidad para vivir se basa, precisa­mente, en la forma como uno acierta a combinar los estados conscientivos con las circuns­tancias de la existencia. Puede darse el caso de que una circunstancia que podría haber sido feliz, no lo fue, debido a que no supimos com­binar el estado conscientivo con el evento en sí mismo.
          Cuando examinamos el mundo en que vivi­mos, podemos verificar el hecho contundente, claro y definitivo, de que hay personas que de­berían ser felices y no lo son. Hemos conocido muchos casos concretos de sujetos que tienen una buena casa, un hermoso carro, una mag­nífica esposa, preciosos hijos y dinero suficien­te, y sin embargo no son felices; en cambio, he­mos podido corroborar el caso de individuos que están menesterosos, posiblemente humildes trabajadores de pico y pala, que ni gozan de una hermosa mansión, ni tienen más dinero que el que se necesita para el diario sustento, ni usan precioso automóvil último modelo, y sin embargo son felices en sus ho­gares, con sus hijos, pobres pero limpios, asea­dos, y sus esposas hacendosas y sinceras. Así pues, no es el dinero en sí mismo el que puede darnos la felicidad; todo depende de la forma en que uno sepa combinar los estados conscientivos con los sucesos o las circunstan­cias de la vida práctica. Si alguien colocado en magníficas condiciones no está a la altura de las circunstancias, si no sabe combinar, inteligentemente, los estados conscientivos con el medio en el que se desenvuelve y vive, in­cuestionablemente será un desdichado; empero otro, que aunque esté en circunstancias difíciles si sabe combinar los hechos de su vida práctica con los estados de Conciencia, logra bienestar, prosperidad, felicidad, etc. Así pues, que se hace urgente comprender la nece­sidad de aprender a vivir sabiamente.
          Si queremos un cambio definitivo de las cir­cunstancias de la vida, se hace necesario que tal cambio se verifique primero dentro de no­sotros mismos; si internamente no modifica­mos nada, externamente la vida continuará con sus dificultades. Ante todo es necesario hacernos dueños de sí mismos; mientras uno no sepa gobernarse a sí mismo, tampoco podrá gobernar las circunstancias difíciles de la exis­tencia.
          Cuando contemplamos los diversos aconteci­mientos de la vida, cuando vemos este orden de cosas, podemos evidenciar que las gentes son verdaderas máquinas que no saben vivir; si alguien les insulta, reaccionan furiosas; si alguien les saluda, sonríen dichosas; resulta muy fácil en verdad, para cualquier perverso, jugar con las máquinas humanas; puede hacérseles pasar de la tristeza a la alegría y vice­versa, con sólo decirles unas cuantas palabras. ¡Qué fácil les resulta!, ¿verdad? Basta con que alguien nos insulte para estar reaccionando, basta que alguien nos dé unas palmaditas en el hombro para sonreír contentos; no sabe­mos gobernarnos a sí mismos, otros nos gobier­nan, y eso de hecho es lamentable (somos incapaces).
          Es necesario comprender lo que es la mente y lo que es el sentimiento y el sentimentalis­mo. Si estudiamos al Ser, juiciosamente, vere­mos que la mente no es el Ser. En la Teosofía se habla mucho del Cuerpo Mental, las di­versas escuelas de pensamiento le citan. No queremos con esto decir que todos los humanoides posean ya el vehículo mental; habrá Manas, como se dice en sánscrito, o sea, substancia mental depositada en cada uno de nosotros, pero eso no es poseer, realmente, el vehículo de la mente. En todo caso la men­te, sea que el ser humano posea ya tal vehícu­lo, o que esté comenzando a crearlo, o que aún todavía no lo tenga, no es más que un instru­mento de manifestación, pero no es el Ser. El sentimiento tampoco es el Ser. En un pasado me sentí inclinado a creer que el senti­miento, en sí mismo, correspondía de verdad al Ser; más tarde, después de severos análisis, me he visto en la necesidad de rectificar tal concepto; obviamente, el sentimiento deviene del Cuerpo Astral en los seres humanos. Podría objetárseme diciendo que no todos poseen ese precioso Vehículo Kedsjano y en eso sí estamos de acuerdo, mas sí existe la emo­ción, la substancia correspondiente en cada uno de nosotros; de hecho, sea que se tenga el Vehículo Sideral o no, deviene claro está eso que se llama "sentimiento". En su aspecto negativo, el sentimentalismo nos convierte, pues, en entes demasiado negativos, mas en sí mismo, el sentimiento no es tampoco el Ser: puede pertenecer al centro emocional, pero no es el Ser.
          La mente tiene su centro, el centro intelec­tivo, pero no es el Ser. El centro de la mente, el intelectivo, está en el cerebro, eso es obvio, pero no es el Ser. El sentimiento, que corres­ponde al centro emocional o cerebro emocional, está en la región del Plexo Solar y abarca hasta los centros nerviosos simpático y el corazón, pero no es el Ser (el Ser es el Ser, y la razón de ser del Ser es el mismo Ser).
          ¿Por qué hemos de dejarnos llevar por los Centros de la máquina? ¿Por qué permitimos que el centro intelectual o el emocional nos controlen? ¿Por qué hemos de ser esclavos de esta maquinaria? Debemos aprender a contro­lar todos los centros de la maquina, debemos convertirnos en amos, en señores... Hay cinco centros en la máquina eso es obvio: el intelectual, que es el primero; el emocional, que es el segundo; el motor, que es el tercero; el instintivo, que es el cuarto y el sexual, que es el quinto; más los centros de la máquina no constituyen el Ser; pueden estar al servicio del Ser, pero no son el Ser. Así pues, ni la mente ni el sentimiento son el Ser.
          ¿Por qué sufren los seres humanos, por qué permiten al pensamiento y al sentimiento que intervengan en las diversas circunstancias de la vida? Si nos insultan, reaccionamos de inmediato insultando; si hieren nuestro amor propio sufrimos y hasta nos encolerizamos... Cuando contemplamos todo el panorama de la vida, podemos evidenciar, claramente, de que hemos sido, dijéramos, leños en el océano, debido precisamente a que hemos permitido que en las diversas circunstancias de nuestra exis­tencia, se entrometan siempre la mente y el sentimiento; no le hemos dado oportunidad a la Esencia, al Ser, para que se exprese a través de nosotros; siempre hemos querido resolver las cosas por nuestra cuenta: reaccionamos ante cualquier palabrita dura, ante cualquier problema, ante cualquier dificultad; nos sentimos heridos cuando alguien nos hiere, o contentos cuando cualquiera nos alaba; hemos sido víctimas de todo el mundo, todo el mundo ha jugado con nosotros; hemos sido, dijéramos, leños entre las embravecidas olas del gran océano, no hemos sido dueños de sí mismos.
          ¿Por qué nos preocupamos?, me pregunto y les pregunto a ustedes. "Por los problemas", me dirán. La preocupación, mis caros herma­nos, es un hábito de muy mal gusto, de nada sirve, nada resuelve; uno tiene que aprender a vivir de instante en instante, de momento en momento. ¿Por qué ha de preocuparse uno? Así pues, ante todo no permitir que la mente y los sentimientos se entrometan en las diversas circunstancias de la vida; la personalidad humana debe volverse tranquila, pasiva; esto implica, de hecho, una tremenda actividad de la Conciencia; esto significa aprender a vivir conscientemente, esto significa poner el basamento para el despertar.
          Todos quisieran ver, oír, tocar, palpar las grandes realidades de los mundos superiores; mas naturalmente, ¿cómo podrían los dormi­dos convertirse en experimentadores de las grandes realidades? ¿Cómo podrían, aquellos que tienen la Conciencia en sueños, ser inves­tigadores de la vida en las regiones suprasensibles de la Naturaleza y del Cosmos? Si noso­tros despertáramos Conciencia,  podríamos comprobar el hecho concreto de que el mundo no es tal como lo estamos viendo. Muchas veces he dicho y os lo vuelvo a repetir, que todas aquellas maravillas que figuran en el libro aquel de "Las Mil y una Noche", todos esos prodigiosos fenómenos mágicos de la antigua Arcadia, todos esos milagros de la tierra primigenia, de aquellos tiempos en que los ríos de agua pura de vida manaban leche y miel, no han con­cluido, siguen sucediéndose de instante en instante, de momento en momento, aquí y ahora. Podría objetárseme, que si eso es así; ¿por qué no los vemos?, ¿por qué no presenciamos lo insólito?, ¿por qué no se nos da la posibili­dad de experimentar esas maravillas? La respuesta es la siguiente: nadie nos ha prohibido la capacidad de experimentar, nadie nos impide ver y oír lo que acaece a nuestro alrededor; si tales fenómenos no son perceptibles en este momento para nuestros sentidos exteriores, se debe a un solo motivo y por cierto muy grave: estamos en estado de hipnosis, dormidos, y el sujeto en trance hipnótico, se hace incapaz para la percepción de tales fenómenos.
          Mucho se ha dicho sobre el abominable Organo Kundartiguador, órgano fatal que la humanidad tuvo en los antiguos tiempos. No se ha perdido del todo; bien sabemos que aun existe un residuo óseo, en la base inferior de la espina dorsal; nadie ignora que tal residuo pertenece al abominable Organo Kundartiguador y posee, entre otras cosas, un poder hipnótico formidable; esa corriente hipnótica general, colectiva, es fascinante. Si vemos a alguien, por ejemplo, vestido con extravagancia por las calles, no sentimos asom­bro; decimos, sencillamente: "¡Qué sujeto tan excéntrico!" Otro, que vaya con nosotros, dirá: "¡Así está la moda!" El de más allá exclama­rá: "¡He ahí un Hippie!", y un anciano que pasa por la banqueta de enfrente, se limita­rá a pensar: "¡Cómo está la gente de la Nue­va Ola!"; pero unos y otros están en estado de hipnosis, y eso es todo.
          Sometan ustedes a un sujeto cualquiera, XX, a un sueño hipnótico profundo; díganle luego que está en medio del océano, que se des­vista porque se va a ahogar, y lo verán ustedes desvestirse; díganle que es un gran cantante, y lo verán ustedes cantando, aunque en realidad de verdad sólo dé alaridos; díganle que se acueste en el suelo y se acostará; que se pare de cabeza y se parará, porque está en estado de hipnosis.
          Hice, hace poco, un viajecito por allá, hasta el Puerto de Bayarta, (México); allí existe, como en Acapulco, un barco para los visitantes; no tuve inconveniente alguno para com­prar el pasaje que hubo de llevarme hasta una playa cercana; el trayecto fue ameno, delicio­so; navegar en el Pacífico resulta agradable. Había allí cierto caballero de marras que la hizo de hipnotizador. Cuando resonaron los instrumentos del conjunto, dijo a las gentes que bailaran, y bailaron; que se tomaran de las manos y todos se tomaron de las manos; a los novios que se besaran (se besaron); lo único que le faltó a aquel hombre, a aquel hipnotizador improvisado, fue decirles que se pararan de cabeza, pero todo lo que él ordenaba se hacía. Era de reírse uno y de admirarse al mismo tiempo, ver todas las maravillas que hacia el hipnotizador: cómo jugaba con los pasajeros, cómo los hacía reír, cómo los hacía saltar, cómo los hacía dar vueltas, etc., etc., etc. Cla­ro, yo un sujeto que estoy acostumbrado a estar en estado de alerta percepción, alerta novedad, me limité, exclusivamente, a ver a esos tontos en estado de hipnosis.
          Observen ustedes la propaganda: "¡Compre usted tal remedio infalible contra la tos". Cada anuncio da órdenes al pueblo hipnotizado para que vaya a tal o cual lugar, para que com­pre tal o cual jabón, tal o cual perfume; para que visite tal o cual consultorio, etc., etc., etc., y las gentes se mueven bajo las órdenes de los hipnotizadores, los cuales a su vez, están también hipnotizados por otras gentes y por otras multitudes; como las mismas muchedumbres, todos andan en estado de hipnosis, de trance hipnótico.
          Cuesta trabajo saber que uno está en estado de hipnosis; si las gentes se lo propusieran, po­drían despertar de ese estado tan lamentable, pero desgraciadamente no se lo propone nadie. Cuesta mucho pues, repito, descubrir el estado de hipnosis en que uno se halla; uno viene a darse cuenta de que existe el hipnotismo, cuando la fuerza hipnótica fluye más rápido, cuan­do se concentra en determinado lugar, cuando se hace una sesión de hipnotismo; fuera de eso, fuera de tal momento, uno no se da cuenta de que está en estado de hipnosis. Si uno pudiera despertar de ese sueño en que se halla, verá entonces los fenómenos maravillosos que desde el principio del mundo se han sucedido a su alrededor. Yo conozco fenómenos tan sencillos, que cualquiera puede verlos; son físicos, materiales, están a la vista de todo el mundo y sin embargo las gentes, viéndolos no los ven. Podrían decirme, o preguntar ustedes y con justa razón (o podrían exigirme, para hablar mas claro): "Si eso es así, ¿por qué no nos menciona tan siquiera uno?" Motivos: si yo les mencionara a ustedes cualquiera de esos fe­nómenos (que son perceptibles a simple vista), los verían de inmediato, mas morirían ustedes, porque resulta que todos esos fenómenos, actualmente, que corresponden a fuerzas y pro­digios, están celosamente vigilados por ciertos Elementales muy fuertes, que al sentirse descubiertos, causarían la muerte de los curio­sos, y como no tengo ganas de crearme un Panteón por mi cuenta, me veo en la necesidad de callar. Así pues, hermanos, se hace necesario des­pertar, si es que se quieren percibir las gran­des realidades de la vida; mas sólo es posible despertar sabiendo vivir.
          ¿Cómo podría despertar alguien que es un juguete de los demás? Si yo les insultara a ustedes en este instante, estoy seguro de que uste­des no me tolerarían, protestarían violentamen­te y a lo mejor ustedes se retirarían violenta­mente. ¡Vean cuan fácil es hacerlos cambiar a uste­des! Basta con que yo les diga una palabrita dura y ya se ponen sonrojados y furiosos; aho­ra, si quiero halagarlos, me basta con decirles palabritas dulces, y ya están contentos; es de­cir, ustedes son víctimas de las circunstancias, no son dueños de sí mismos, y eso es lamenta­ble, ¿verdad? De manera, hermanos, que el que quiera ser amo de sí mismo, debe empezar por no permitir que la mente y los sentimientos interven­gan en los asuntos de la vida práctica. Claro, esto requiere, como ya lo dije, una tremenda pasividad de la personalidad y una espantosa actividad de la Conciencia. Precisamente eso es lo que necesitamos: la actividad de la Conciencia. Cuando la Conciencia se vuelve activa, sale de su letargo y entonces es obvio que viene el despertar.
          Ante todo, debemos comenzar por no hacer lo que hacen los demás. Cuando llego a los restaurantes y voy con toda mi gente, a la hora de la comida puedo evidenciar el hecho de que todos pasan al baño a lavarse las manos. Seré, pues, bastante cochino y sucio, pero yo no paso a lavarme las manos. Cuando se me interroga sobre el por qué, respondo: "Sencillamente porque a mí no me gusta hacer lo que los de­más hacen, es decir, no me gusta ser máquina". ¿De manera que si los demás se paran en la cabeza, yo también tengo que pararme en la cabeza? Si los demás andan en cuatro patas, ¿yo tengo que andar en cuatro patas? ¿Por qué? ¡No, hermanos! Necesitamos conver­tirnos en individuos y eso solamente es posible desegoitizándonos y no permitiendo que la mente y los sentimientos se entrometan en las diversas circunstancias de la existencia. Cuando entonces comenzamos con este trabajo, cuando aprendemos a volvernos tremendamen­te pasivos, para darle oportunidad a las grandes actividades de la Conciencia, vemos que todo cambia.
          Quiero citarles nada más que un hecho con­creto: nos hallábamos en una casa, no importa cuál; uno de los "niños bien" de aquella casa, andando por ahí, por esas calles del mundo, convertido nada menos que en un Don Juan Tenorio, hizo de las suyas por allá, con una muchachita. Conclusión, intervienen los familiares de ella; claro, se presentan en esa casa los mismos, buscan al "nene de mamá", al "niño bien" (¿travieso? Sí y enamorado... Pa­rrandero y jugador? No lo sé; solamente sé que es un verdadero Don Juan). El padre de la dama viene, naturalmente, con intenciones de balacear al caballerito; nadie se atreve a salir; sólo yo que estoy ahí, hago acto de presencia; como se me ha dado la oportunidad de servir de mediador, la aprovecho. El furioso jefe de familia llama al jovencito aquel para la casa; detengo al jovencito y hago entrar al jefe de familia ofendido. Con gran dulzura y amor, invito al ofendido y al Don Juan a sentarse un momento, y claro, ambos toman asiento. Junto con el jefe viene una se­ñora: comprendo que se trata de la madre de la dama. Hay palabras terribles, no falta sino sacar la pistola y dispararla; sin embargo, le digo al señor con buenas maneras: "Todo es posible arreglarlo; mediante la comprensión, todo se puede solucionar; con matar no se resuelve el problema". Aquel hombre se sintió, pues, sor­prendido; no pensaba que en aquella mansión hubiera alguien tan sereno y tan tranquilo. Hay conversaciones, intercambio amistoso entre el jefe y el Don Juan; todo se arregla y se marcha el ofendido, llevándose su pistola sin disparar, con los cinco tiros... Todo se arre­gló; ¿por qué? Porque yo puse un estado de Conciencia superior en aquel evento, al servir de mediador; mas si yo hubiera aconsejado a aquellas gentes, a proceder con violencia; si yo mismo, dándomelas de muy buen amigo, hubiera respondido con duras palabras, las cir­cunstancias habrían sido diferentes y el Don Juan hubiera ido a parar al Panteón y esas dos familias se hubieran llenado de luto y de dolor.
          De manera que las circunstancias de la vida dependen de nuestros estados de Conciencia; cambiando uno sus estados de Conciencia, cambian las circunstancias; eso es obvio. No po­drían cambiar las circunstancias de la vida, si no cambiamos antes nuestros estados de Conciencia.
          Los invito pues a ustedes, a la reflexión más profunda. Conforme nosotros vayamos permi­tiendo que se manifieste la Conciencia, con­forme vayamos controlando la mente y el sentimiento, para que no metan sus narices donde no deben, el resultado será maravilloso, porque a medida que la Conciencia se activa, el proceso del despertar se acentúa, y no solamente cambian todas las circunstancias que nos ro­dean, sino que además empezamos a notar que durante las horas en que el cuerpo físico duer­me, nosotros trabajamos (vivimos, dijéramos) fuera del cuerpo físico en forma más cons­ciente. Y así, a medida que la personalidad se va volviendo pasiva, a medida que la mente y el sentimiento van siendo refrenados para que no se metan donde no deben, el despertar será cada vez más grande y así terminaremos convertidos en grandes investigadores de la vida en los mundos superiores... Quien quiera despertar, debe hacerlo aquí y ahora; quien despierta aquí y ahora, despierta en todos los rincones del Universo.
          Bien mis caros hermanos, hasta aquí con esta pláticas.



V.M. Samael Aun Weor