sábado, 4 de febrero de 2012

Apropósito de la Era de Acuario. 1ra Parte.


Qué es una Era
La definición de Era es, según la acepción más usual de este término, un punto fijo o fecha determinada de un suceso, desde el cual se empiezan a contar los años; también puede definirse como un extenso período histórico, caracterizado por una gran innovación en las formas de vida y de cultura. Sin embargo, en un contexto puramente astrológico esta palabra tiene otro significado. Para situarnos en la perspectiva adecuada, es necesario aclarar que este vocablo pertenece a una de las ramas astrológicas más importantes que estudia la relación entre las posiciones y movimientos de los cuerpos celestes, entre otras realidades astronómicas., y todo lo referente al mundo en sí, en un sentido amplio. Se ocupa de estudiar al hombre como tal, como especie que puebla el planeta Tierra, con todo lo que le envuelve, en forma de comunidad, país u organización supranacional; aborda su ámbito cultural, social, político o económico, abarcando aspectos tan globales como la ciencia, la religión, el deporte o el arte. Y dentro de esta especialidad, los astrólogos denominan Era a un macro período histórico de aproximadamente 2.100 años. Estas grandes etapas, señalan el contexto astrológico principal, el marco que encuadra a toda época y civilización. En los últimos tiempos, el término se ha vuelto familiar, debido a la popularidad de la Era de Acuario hecho que sucedió en Febrero 4 1962 siglo XX, que ha trascendido las fronteras de la astrología y ha penetrado en las masas, conscientes de su existencia y significado. Dejando de lado este curioso fenómeno, frecuentemente idealizado y desvirtuado, este gran período que es la Era necesariamente debe preceder y condicionar a todo estudio o análisis astrológico de un momento o evento histórico determinado. La Era baña, tiñe con su color a cada período histórico, dotándolo de unas características comunes, aún profundas o de fondo, afines con la nota zodiacal de la misma Era. Este fenómeno comprende 12 Eras de unos 2.100 años, que en conjunto conforman lo que denominamos el Año sideral (cerca de 26.000 años). Por su largo período cíclico, el más extenso en esta rama astrológica, su consideración pasa a ser la más importante a nivel general. La Era, con sus macro períodos de 2.100 años, hace que los grandes ciclos planetarios no se repitan indefinidamente y hace que la historia no sea siempre la misma. Así, en la Era de Tauro no primaban en el hombre antiguo los mismos intereses y motivaciones existenciales que en el hombre moderno de la Era de Acuario, consideraciones evolutivas aparte. Es el contexto general de una civilización, condicionando de forma más o menos evidente hasta un simple horóscopo, pues este demandaría una lectura diferente en cada Era. En el gran reloj cósmico de la historia, la Era, a modo de manecilla principal, señala la hora de los tiempos, mientras que el conjunto de cuerpos celestes del Sistema Solar, con sus ciclos, ingresos y configuraciones menores, señalan los minutos de nuestra historia aquí en la Tierra, como si de la manecilla secundaria se tratara.
¿Se imaginan un gran reloj cósmico donde una gigantesca manecilla marcara las horas de la historia, los grandes períodos de tiempo que cubren civilizaciones y culturas enteras? ¿Se imaginan que el punto que la manecilla marcara en un momento determinado de la historia señalara una macro etapa, con unas  características determinadas, bien definidas, históricamente hablando? ¿Se imaginan que este gigantesco reloj cósmico, con su prodigiosa manecilla, nos mostrara verdaderamente el leit motiv existencial colectivo de cada momento de la historia? Pues bien, realmente existe este invisible mecanismo de relojería, que a modo de engranaje perfecto, para cada etapa, señala la hora de los tiempos: es la Era astrológica. 
 
El punto que marca esta invisible manecilla, en un momento determinado de la historia, señala la constelación que, a modo de resonancia zodiacal, aportará sus características a un período de unos 2.100 años: es la hora de los tiempos, la Era astrológica. Antes de mostrarles cómo ha funcionado a la perfección en el pasado, en las anteriores horas o Eras, es necesario abrir un paréntesis para explicar con mayor detalle y precisión cuál es el mecanismo astronómico que está detrás de esta idea tan simple. Para entender esta realidad astrológica, antes es necesario comprender la realidad astronómica sobre la cuál se asienta:
Consideraciones astronómicas La hipotética manecilla principal del gran reloj cósmico antes mencionado, señala un punto en el cielo que corresponde a un hecho astronómico innegable. Este punto en la inmensidad del espacio, es el Punto Vernal (0º de Aries) y corresponde a la intersección de la eclíptica y del ecuador celeste, en el que el Sol franquea el equinoccio de primavera cada año. Y este punto señala el inicio de los doce signos del zodíaco, con independencia del trasfondo de las constelaciones.
La Tierra, nuestro planeta, tiene cuatro tipos de movimiento: rotación, traslación, precesión y nutación.
El movimiento de precesión, el que tiene que ver con el tema que nos ocupa, fue descubierto por Hiparco de Nicea (190-120 a. J. C. ), uno de los grandes astrónomos de la antigüedad. Como movimiento de precesión entendemos el desplazamiento del Punto Vernal, a razón de 50 segundos de arco por año, en dirección contraria al orden natural de los signos del zodíaco. Este descubrimiento, la Precesión de los Equinoccios, se debió en parte a la observación de las distintas duraciones del año trópico y sidéreo. Se puede definir como año trópico el intervalo de tiempo transcurrido entre dos pasos del Sol por el punto 0º Aries y como año sidéreo, el que toma como referente para su retorno a una estrella.
El cambio de Era
Es precisamente el hecho de que el Punto Vernal esté ya en las estrellas de Acuario lo que ha motivado que, desde hace algún tiempo, muchos astrólogos afirman que ya estamos en la Era de Acuario. Otros, opinan que faltan décadas e incluso siglos para entrar en este macro período astrológico, pero los hechos son los hechos y ante los hechos tenemos que rendirnos. En cualquier caso, necesariamente debe existir un solape entre las dos Eras, donde en la frontera entre Piscis y Acuario, se entremezclen las influencias y las incipientes señales de la nueva Era borren paulatinamente los signos de la vieja Era. No tiene mucho sentido creer que el paso de una Era a otra ocurra de un día para otro. Dadas las magnitudes de tiempo que conllevan, cabe suponer que existe un período intermedio, donde ambas influencias coexisten. Por ello, tampoco es muy importante determinar el momento exacto, astronómicamente hablando, en que da comienzo una Era astrológica.
Algunos astrólogos de ayer y hoy han intentado obtener, indirectamente, la fecha en que nace una Era por medio de un período o evento claramente relacionado con el signo zodiacal de la Era. Aún más convincente es, por razones históricas obvias, suponer que con el nacimiento de Cristo a mas de 100 años de la Era de Piscis. Es incuestionable que la historia de la humanidad en los últimos 20 siglos, en su esencia, es bastante congruente con algunas de las características del signo de Piscis. Así, si aceptamos este hecho como punta de partida de la Era de Piscis, podemos acotar con un margen relativamente preciso el principio y final de esta Era. De esta manera, la frontera de la Era de Acuario se situaría alrededor del año 1962 de nuestra Era. A partir de aquí, aceptando el período de influencia mixta de dos Eras contiguas, que anteriormente he apuntado teóricamente nos hallamos ya, desde principios del siglo XX, en dicho período intermedio. Y, en verdad, muchos de los acontecimientos históricos del pasado siglo XX y del presente siglo XXI, en el plano científico, cultural o social, ya denotan un cambio de Era, pues contienen características totalmente acuarianas. Por regla general, las distintas Eras concuerdan bien con la historia de las diferentes civilizaciones antiguas: en el plano cultural, tecnológico o religioso y en otros campos encajan con el signo zodiacal de la Era en cuestión.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario