El Gnóstico Valentín
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uando la muchacha ciega pudo leer la carta de Valentín, ya estaba preparada la guillotina. ¿Puede un hombre que esta al borde de la muerte, dar amor?... si, pero solo los hombres verdaderos.
Samael un maestro de la vida dijo: "te doy amor donde está recogido el néctar de la sabiduría".
Hay tres clases de amor: el amor sexual, el emocional y el amor conciente, sólo éste último es amor auténtico. Para que haya amor se necesita que exista una verdadera comunión de almas en las tres esferas del pensamiento, sentimiento y voluntad, no se confunda el amor con el deseo. La mayoría de las doctrinas religiosas y trascendentes sostienen, que la causa de la creación de todos los seres fue el amor, por ello propugna que el verdadero aspirante espiritual deberá ser - dentro de lo posible - la perfecta personalización del amor.
Valentín amaba a la gente, amaba a la juventud, sabía que para que el hombre se levante debe tener al lado una mujer y casaba parejas que realmente se amaran, aunque estaba prohibido por el emperador, ya que al casarse dejaba el joven de ser útil a la guerra que era lo importante en esos tiempos.
Aunque el había renunciado a ser Obispo de Roma, los jóvenes enamorados lo buscaban para que los uniera en matrimonio en nombre de Dios.
Para que un hombre pueda casar en nombre de Dios, debe practicar la castidad en pensamiento, en palabra y en obras, debe ejercer el amor conciente y dar sin esperar nada a cambio. Valentín había vencido el ego, lo defectos psicológicos que tuvo como ser humano ya se habían doblegado ante majestad del padre, la guíatura de su Madre Divina y la luz del Cristo Intimo. Así alcanzo la santidad, que fue reconocida por la iglesia romana, aceptando que los rituales gnósticos que practicaba con sus discípulos eran lo mas parecido a los que practicaba el divino maestro con sus apóstoles.
Gnosis es una palabra griega que significa conocimiento, sabiduría que se consigue al unirse al maestro interno. Así como el gran kabir Jesús no necesitaba de libros porque recibía las enseñanzas directas de su padre interno, también Valentín aprovechó los conocimientos Gnósticos que recibió luego de ser bautizado en el Cristianismo en Alejandría y que siguió practicando en Persia y Grecia pero que no entendieron en Roma. El Cristianismo Gnóstico de altura que enseñó Valentín no comulgaba en la élite Romana. No comprendieron que el Eón Cristo es un intermediario entre el Padre Eterno y el hombre común de la tierra. Ese Cristianismo Gnóstico que fue aprobado en el Concilio de Nicea, fue el que continuaron practicando sus discípulos después de su muerte, pero fueron luego perseguidos "Los valentinianos" por la Santa Inquisición y aunque fueron todos llevados a la hoguera, no pudieron destruir la semilla.
El emperador lo invitó a compartir y persuadirlo a colaborar con la guerra, pero fue encantado por la magia del Cristianismo. Sin embargo al no tener suficientes argumentos para convencer a su corte de cambiarse a una nueva religión, cedió ante las presiones y ordenó encarcelar a Valentín.
El carcelero al percibir la sabiduría y la santidad del preso trajo a su hija ciega a que recibiera sus enseñanzas, y Valentín en espera de la decisión de la corte que lo llevaría a cambiar de dimensión, que como un Gnóstico completo no temía a la muerte, no solo le dio enseñanzas, usó la magia crística para sanar, intervino ante la Ley divina en el nombre del Cristo para que la muchacha pudiera ver y le dejo escrita una carta para que la leyera al recobrar la vista. Esa muchacha pudo leer la carta y luego de la ejecución del reo en la guillotina se convirtió en seguidora del Cristianismo Gnóstico de Valentín.
De Valentín solo se sabia lo que escribieron sus detractores Irineo y Tertuliano hasta que en 1946 se descubrió en Nag-hammadi el evangelio de la verdad. Solo lo seres que aman sin pasión y sin lujuria han mantenido viva la magia del amor.
De Valentín solo se sabia lo que escribieron sus detractores Irineo y Tertuliano hasta que en 1946 se descubrió en Nag-hammadi el evangelio de la verdad. Solo lo seres que aman sin pasión y sin lujuria han mantenido viva la magia del amor.
El amor es el Sumum de la sabiduría. Para que exista un matrimonio perfecto, deben dos seres estar casados en los sietes planos de conciencia cósmica. "Contempla los ojos del ser que adoras, piérdete entre la dicha de sus pupilas, pero si quieres ser feliz, no te dejes llevar por el deseo".
Todos los estudios lo confirman, la escuela del maestro gnóstico Valentín es el gnosticismo
que más aporto enseñanzas esotéricas en el plano de comentarios de la Escritura Sagrada y de la Doctrina Crística del Salvador del Mundo, más allá de lo que se piense y de los intereses obscuros de la iglesia romana de ejemonizar el trascendental mensaje del Cristo-Jesús. Y sí fueron capaces, los valentinianos, de utilizar el propio lenguaje bíblico con un significado distinto del dado por la iglesia romana, es porque simplemente tenían y tienen los gnósticos la virtud de entender el arquetipo universal de todas las grandes religiones, esto significa la capacidad de interpretar de modo universal el trasfondo de cualquier verdad oculta en el símbolo, máxime si se trata de las enseñanzas del Salvador del Mundo, porque un gnóstico es un adepto iniciado en la Cábala y la Alquimia esotérica.
Por ello, los maestros valentinianos contribuyeron de manera notoria en el desarrollo de la
cultura cristiana, además de otras reflexiones posteriores que son indiscutiblemente estrictamente gnósticas, por ejemplo aquel “ EXTRACTOS DE TEODOTO” 78,2, que dice: sólo la Gnosis Salva. «...no es sólo la inmersión bautismal lo que salva, sino el conocimiento: quién éramos, qué hemos devenido; dónde estábamos, dónde hemos sido arrojados; hacia dónde nos apresuramos, de dónde somos redimidos; qué es la generación, qué la regeneración». Como diría la arquitecto del alma Teresa de Jesús, al final de las segundas moradas: «para entrar en el cielo» es preciso «entrar en nosotros, conociéndonos y considerando nuestra miseria y lo que debemos a Dios». Pensar en otra puerta «es desatino».
Otra contribución del gnosticismo valentiniano, que es probablemente una de las aportaciones
más notorias, es la distinción entre el Dios supremo del Nuevo Testamento y el Dios creador del Viejo Testamento, dicho de otra manera, la diferencia entre el Dios bueno y perfecto o causa verdadera de la manifestación, y el Demiurgo creador de este mundo; aspecto de la doctrina valentiniana que sólo en su forma externa a aceptado la iglesia romana, quedando superficial o muy obscuro su verdadera importancia, y que muy bien se comprende en la célebre CARTA DE PTOLOMEO (discípulo de la escuela itálica del valentianismo ) A SU HERMANA FLORA:
«Hay luego una ley mezclada con la injusticia, establecida para vindicación y castigo de los
que cometen iniquidad, que manda arrancar ojo por ojo y diente por diente y vengar muerte por muerte. Pues el que comete injusticia en segundo lugar no por esto es menos injusto, sólo varía el orden, la acción realizada es la misma.»
«Por esto su hijo, venido al mundo, abrogó esta parte de la ley, declarando que también él procedía de Dios.»
«Si el Dios perfecto (nuevo testamento) es bueno según su naturaleza, como lo es en realidad —nuestro Salvador dijo que uno sólo es el Dios bueno, el Padre, al que él manifestó—, y si, en cambio, el de naturaleza contraria es malo y perverso, caracterizado por la injusticia, entonces el que se establece en medio de estos dos, que no es ni bueno ni malo, ni injusto, podría con toda propiedad ser llamado justo, pues es árbitro de su especial justicia.» «Este es el Demiurgo y creador ( viejo testamento ) de todo este mundo y de lo que en él se encierra; distinto en esencia de los otros dos, establecido en medio de ellos, de modo que le convendría el nombre de Mediedad.»
Se debe comprender que este Demiurgo creador del viejo testamento es una manifestación de
aquel Dios perfecto anunciado por el Cristo-Jesús, y aquí comienzan las tremendas diferencias que hasta hoy persisten entre la iglesia romana y el gnosticismo, pues entramos en cierto modo en el monoteismo-politeista que tanto niegan. “Dios es dioses”.
Demiurgos bajo la tutela de la divinidad única, dioses emanado de la Gran Seidad toda
poderosa, el Logos platónico o Unidad Múltiple Perfecta; fuerzas cósmicas divinales de la que a su vez se origina toda la creación. Si por un lado el gnosticismo contribuyo en la diferenciación entre el Dios del viejo y nuevo testamento, por otro lado se levantó un gran muro entre la iglesia romana y el gnosticismo de siempre.
El gnosticismo valentiniano y otros (los ofitas y Basílides), afirmaban que el Demiurgo estaba
convencido de haber creado por sí mismo, pero en realidad era impulsado por el Dios perfecto anunciado en el nuevo testamento.
Que el Demiurgo sería un ángel, sólo que semejante a un dios, un cosmocrator o creador de un
mundo. «Siguen diciendo que el Demiurgo fue Padre y Dios de los seres exteriores al Pleroma (lo que proviene del conyugio o de la unión de dos), siendo creador de todos los seres psíquicos e hílicos.»
«Según ellos, había estos tres substratos: el que procedía de la pasión, que era la materia (los
hílicos); el que procedía de la conversión, que era el psíquico; el que fue parido, y esto es lo espiritual —llamados también “pneumáticos” por proceder su naturaleza del Pneuma (espíritu)—. Así pues, se interesó en darles forma. Pero no pudo darla a lo espiritual, puesto que le era consubstancial. Entonces se dispuso a la formación de la substancia psíquica nacida de su conversión, poniendo en práctica las enseñanzas recibidas del Salvador.»
Será bajo estos tres conceptos de la manifestación de la naturaleza y el cosmos que quedará definida la visión que los gnósticos valentinianos tenían y tienen de la creación, —primero, el del diablo, o Espíritu material; segundo, el del creador, o Espíritu animal; y tercero el de Dios, o Espíritu de luz; los tres diferentes entre sí como las esencias que representan: hyle o hílicos (lo material), psyche (lo psíquico), pneuma (el espíritu)—y es a partir de estos principios que abordaran los textos y revelaciones del viejo y nuevo testamento.
Ahora destacamos la particular diferencia entre los psíquicos y espirituales, los del viejo
testamento y el nuevo, a tal fin que seamos capaces de comprender la importancia de este estudio gnóstico. Los psíquicos al ser su naturaleza proveniente del creador o Espíritu animal del Demiurgo, no pueden acceder más allá de esta naturaleza, por lo que requieren de una fe sustentada en los milagros y prodigios de los profetas del antiguo testamento, y solo de este modo pueden aproximarse a la Verdad única. En cambio, los espirituales o pneumáticos, son parte de Él, son de su misma naturaleza. De allí que se diga que los escritos gnósticos den más importancia al significado de los milagros que a éstos en sí mismos.
Dentro de este marco entenderán la misión salvadora del Cristo, y por ello dice el Evangelio
de Felipe: «Cristo vino a rescatar a algunos, a salvar a otros, a redimir a otros. Rescató a aquellos que eran extraños, y los convirtió en algo suyo. Y apartó a los suyos, aquellos a los que, por su libre voluntad, hizo la promesa.»
A mi modo ver, me parece sumamente importante que en este primer capítulo comprendamos
estas tres naturalezas. Por ello llamo la atención del lector, pues este aspecto no debería pasar desapercibido ya que constituye el marco donde se expondrá siempre la doctrina esotérica de los gnósticos de todas las edades, como lo veremos más adelante, y no sólo la de aquellos primeros siglos de la era cristiana.
Resulta, aparentemente cruel e injusto, que no tengamos, todos, la misma opor-tunidad de ser
redimidos inmediatamente por el Cristo en su obra salvadora, que es precisamente lo contrario de lo dicho por el clero romano cuando afirma que con la pasión, muerte y resurrección del Señor el único requisito pendiente es una confesión y arrepentimiento de última hora, amen de una vida más o menos “recta”, casi considerando a los “místicos-santos” como una regla eseccional.
Que el Cristo rescate sólo a algunos; que salve a otros; que redima a otros; y que los
rescatados sean aquellos que le eran extraño, para que así se conviertan “sólo en algo suyo”, parece anormal para el no iniciado. Sólo los textos gnósticos nos permiten justificar tanta aparente injusticia, y aunque queramos negar este planteamiento gnóstico diciendo que es un texto apócrifo, será bueno que este momento recordemos los evangelios canónicos en algunas de aquellas adver-tencias de Jesucristo: «El Reino de los Cielos se toma por asalto, los valientes lo han tomado». «Muchos son los llamados y pocos los escogidos». «Porque yo os digo que si vuestra justicia no es más llena y mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos».
Por lo que resulta contradictorio que mientras Jesús sentencia la dificultad para entrar en el
reino de su Padre y advierte una muerte segunda, la Iglesia romana jamás se pronuncia sobre estas dificultades y sobre la proximidad de los tiempos del fin.
Por el contrario, se nos dogmatiza de tal modo que no tenemos mas elección que aquella de
simplemente creer y todos estamos salvados, teniendo sólo que preocuparnos por una regla eseccional, la de evitar caer en el caer pecado mortal, y esta es precisamente no objetar el dogma de que por la fe del carbonero seras salvado...
De allí que no resulte descabellada la doctrina de los gnósticos cuando hace una distinción
muy clara de estas tres naturalezas: la material, la psíquica y la espiritual, teniendo todos, cada uno en su circunstancia y tiempo, la misma oportunidad de acceder a la redención. Y lo que resulta más interesante es descubrir que antiguas religiones tenían este mismo planteamiento, tres grados de expresión de la naturaleza. Por ello que la verdad sea única, no quita que también se expresara en lugares y tiempos distintos, por algo es la verdad universal.
que más aporto enseñanzas esotéricas en el plano de comentarios de la Escritura Sagrada y de la Doctrina Crística del Salvador del Mundo, más allá de lo que se piense y de los intereses obscuros de la iglesia romana de ejemonizar el trascendental mensaje del Cristo-Jesús. Y sí fueron capaces, los valentinianos, de utilizar el propio lenguaje bíblico con un significado distinto del dado por la iglesia romana, es porque simplemente tenían y tienen los gnósticos la virtud de entender el arquetipo universal de todas las grandes religiones, esto significa la capacidad de interpretar de modo universal el trasfondo de cualquier verdad oculta en el símbolo, máxime si se trata de las enseñanzas del Salvador del Mundo, porque un gnóstico es un adepto iniciado en la Cábala y la Alquimia esotérica.
Por ello, los maestros valentinianos contribuyeron de manera notoria en el desarrollo de la
cultura cristiana, además de otras reflexiones posteriores que son indiscutiblemente estrictamente gnósticas, por ejemplo aquel “ EXTRACTOS DE TEODOTO” 78,2, que dice: sólo la Gnosis Salva. «...no es sólo la inmersión bautismal lo que salva, sino el conocimiento: quién éramos, qué hemos devenido; dónde estábamos, dónde hemos sido arrojados; hacia dónde nos apresuramos, de dónde somos redimidos; qué es la generación, qué la regeneración». Como diría la arquitecto del alma Teresa de Jesús, al final de las segundas moradas: «para entrar en el cielo» es preciso «entrar en nosotros, conociéndonos y considerando nuestra miseria y lo que debemos a Dios». Pensar en otra puerta «es desatino».
Otra contribución del gnosticismo valentiniano, que es probablemente una de las aportaciones
más notorias, es la distinción entre el Dios supremo del Nuevo Testamento y el Dios creador del Viejo Testamento, dicho de otra manera, la diferencia entre el Dios bueno y perfecto o causa verdadera de la manifestación, y el Demiurgo creador de este mundo; aspecto de la doctrina valentiniana que sólo en su forma externa a aceptado la iglesia romana, quedando superficial o muy obscuro su verdadera importancia, y que muy bien se comprende en la célebre CARTA DE PTOLOMEO (discípulo de la escuela itálica del valentianismo ) A SU HERMANA FLORA:
«Hay luego una ley mezclada con la injusticia, establecida para vindicación y castigo de los
que cometen iniquidad, que manda arrancar ojo por ojo y diente por diente y vengar muerte por muerte. Pues el que comete injusticia en segundo lugar no por esto es menos injusto, sólo varía el orden, la acción realizada es la misma.»
«Por esto su hijo, venido al mundo, abrogó esta parte de la ley, declarando que también él procedía de Dios.»
«Si el Dios perfecto (nuevo testamento) es bueno según su naturaleza, como lo es en realidad —nuestro Salvador dijo que uno sólo es el Dios bueno, el Padre, al que él manifestó—, y si, en cambio, el de naturaleza contraria es malo y perverso, caracterizado por la injusticia, entonces el que se establece en medio de estos dos, que no es ni bueno ni malo, ni injusto, podría con toda propiedad ser llamado justo, pues es árbitro de su especial justicia.» «Este es el Demiurgo y creador ( viejo testamento ) de todo este mundo y de lo que en él se encierra; distinto en esencia de los otros dos, establecido en medio de ellos, de modo que le convendría el nombre de Mediedad.»
Se debe comprender que este Demiurgo creador del viejo testamento es una manifestación de
aquel Dios perfecto anunciado por el Cristo-Jesús, y aquí comienzan las tremendas diferencias que hasta hoy persisten entre la iglesia romana y el gnosticismo, pues entramos en cierto modo en el monoteismo-politeista que tanto niegan. “Dios es dioses”.
Demiurgos bajo la tutela de la divinidad única, dioses emanado de la Gran Seidad toda
poderosa, el Logos platónico o Unidad Múltiple Perfecta; fuerzas cósmicas divinales de la que a su vez se origina toda la creación. Si por un lado el gnosticismo contribuyo en la diferenciación entre el Dios del viejo y nuevo testamento, por otro lado se levantó un gran muro entre la iglesia romana y el gnosticismo de siempre.
El gnosticismo valentiniano y otros (los ofitas y Basílides), afirmaban que el Demiurgo estaba
convencido de haber creado por sí mismo, pero en realidad era impulsado por el Dios perfecto anunciado en el nuevo testamento.
Que el Demiurgo sería un ángel, sólo que semejante a un dios, un cosmocrator o creador de un
mundo. «Siguen diciendo que el Demiurgo fue Padre y Dios de los seres exteriores al Pleroma (lo que proviene del conyugio o de la unión de dos), siendo creador de todos los seres psíquicos e hílicos.»
«Según ellos, había estos tres substratos: el que procedía de la pasión, que era la materia (los
hílicos); el que procedía de la conversión, que era el psíquico; el que fue parido, y esto es lo espiritual —llamados también “pneumáticos” por proceder su naturaleza del Pneuma (espíritu)—. Así pues, se interesó en darles forma. Pero no pudo darla a lo espiritual, puesto que le era consubstancial. Entonces se dispuso a la formación de la substancia psíquica nacida de su conversión, poniendo en práctica las enseñanzas recibidas del Salvador.»
Será bajo estos tres conceptos de la manifestación de la naturaleza y el cosmos que quedará definida la visión que los gnósticos valentinianos tenían y tienen de la creación, —primero, el del diablo, o Espíritu material; segundo, el del creador, o Espíritu animal; y tercero el de Dios, o Espíritu de luz; los tres diferentes entre sí como las esencias que representan: hyle o hílicos (lo material), psyche (lo psíquico), pneuma (el espíritu)—y es a partir de estos principios que abordaran los textos y revelaciones del viejo y nuevo testamento.
Ahora destacamos la particular diferencia entre los psíquicos y espirituales, los del viejo
testamento y el nuevo, a tal fin que seamos capaces de comprender la importancia de este estudio gnóstico. Los psíquicos al ser su naturaleza proveniente del creador o Espíritu animal del Demiurgo, no pueden acceder más allá de esta naturaleza, por lo que requieren de una fe sustentada en los milagros y prodigios de los profetas del antiguo testamento, y solo de este modo pueden aproximarse a la Verdad única. En cambio, los espirituales o pneumáticos, son parte de Él, son de su misma naturaleza. De allí que se diga que los escritos gnósticos den más importancia al significado de los milagros que a éstos en sí mismos.
Dentro de este marco entenderán la misión salvadora del Cristo, y por ello dice el Evangelio
de Felipe: «Cristo vino a rescatar a algunos, a salvar a otros, a redimir a otros. Rescató a aquellos que eran extraños, y los convirtió en algo suyo. Y apartó a los suyos, aquellos a los que, por su libre voluntad, hizo la promesa.»
A mi modo ver, me parece sumamente importante que en este primer capítulo comprendamos
estas tres naturalezas. Por ello llamo la atención del lector, pues este aspecto no debería pasar desapercibido ya que constituye el marco donde se expondrá siempre la doctrina esotérica de los gnósticos de todas las edades, como lo veremos más adelante, y no sólo la de aquellos primeros siglos de la era cristiana.
Resulta, aparentemente cruel e injusto, que no tengamos, todos, la misma opor-tunidad de ser
redimidos inmediatamente por el Cristo en su obra salvadora, que es precisamente lo contrario de lo dicho por el clero romano cuando afirma que con la pasión, muerte y resurrección del Señor el único requisito pendiente es una confesión y arrepentimiento de última hora, amen de una vida más o menos “recta”, casi considerando a los “místicos-santos” como una regla eseccional.
Que el Cristo rescate sólo a algunos; que salve a otros; que redima a otros; y que los
rescatados sean aquellos que le eran extraño, para que así se conviertan “sólo en algo suyo”, parece anormal para el no iniciado. Sólo los textos gnósticos nos permiten justificar tanta aparente injusticia, y aunque queramos negar este planteamiento gnóstico diciendo que es un texto apócrifo, será bueno que este momento recordemos los evangelios canónicos en algunas de aquellas adver-tencias de Jesucristo: «El Reino de los Cielos se toma por asalto, los valientes lo han tomado». «Muchos son los llamados y pocos los escogidos». «Porque yo os digo que si vuestra justicia no es más llena y mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos».
Por lo que resulta contradictorio que mientras Jesús sentencia la dificultad para entrar en el
reino de su Padre y advierte una muerte segunda, la Iglesia romana jamás se pronuncia sobre estas dificultades y sobre la proximidad de los tiempos del fin.
Por el contrario, se nos dogmatiza de tal modo que no tenemos mas elección que aquella de
simplemente creer y todos estamos salvados, teniendo sólo que preocuparnos por una regla eseccional, la de evitar caer en el caer pecado mortal, y esta es precisamente no objetar el dogma de que por la fe del carbonero seras salvado...
De allí que no resulte descabellada la doctrina de los gnósticos cuando hace una distinción
muy clara de estas tres naturalezas: la material, la psíquica y la espiritual, teniendo todos, cada uno en su circunstancia y tiempo, la misma oportunidad de acceder a la redención. Y lo que resulta más interesante es descubrir que antiguas religiones tenían este mismo planteamiento, tres grados de expresión de la naturaleza. Por ello que la verdad sea única, no quita que también se expresara en lugares y tiempos distintos, por algo es la verdad universal.
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